Inicada en Bértoa la búsqueda de los restos de cuatro «paseados» en el año 36

CARBALLO MUNICIPIO

Comienza, por parte de la ARMH, el proceso de exhumación de los represaliados durante la Guerra Civil
22 sep 2023 . Actualizado a las 18:31 h.«Aí botaban flores por Difuntos. Dicían que eran para os da guerra». Lucinda, que vive junto al cementerio de Bértoa, en Carballo, se asomó este martes pasado al camposanto para comprobar que los huesos de sus abuelos seguían en la tierra, y que de allí no salirían. Ello, porque en torno a las 9 de la mañana de este martes 19 de septiembre comenzaron las labores de la Asociación pola Recuperación da Memoria Histórica para hallar los restos de Juan Boedo Pardo, de 28 años; Andrés Pinilla Fraga, de 52, su hijo Pedro Pinilla Calvete, de 21, y Francisco Miguel Fernández Díaz, de 38. Los cuatro vivían o eran de A Coruña, y aparecieron muertos en una cuneta de Queo de Arriba, en Bértoa, el 29 de septiembre de 1936. El cura Narciso Coello decidió enterrarlos en el cementerio. El relato oral de una mujer, que era una niña de 7 años cuando ocurrió todo, y otra documentación ha sido fundamental para localizar el lugar aproximado de la inhumación.
Por la mañana, con una pala excavadora se retiró una capa superficial, y a partir de ahí se trabajó a mano, con pincel. El coordinador de los trabajos explicó que la zona ya había sido removida en varias ocasiones. Los nichos que la rodean son de 1948.
Lo que esperan encontrar son cuatro cuerpos juntos, probablemente con restos de madera de sus cajas y con indicios de bala, explicaron el coordinador y la portavoz de la asociación, Carmen García-Rodeja. Así tranquilizaron a algunos vecinos que temían que confundieran los represaliados con sus parientes y que reclamaban garantías en el proceso. Más de 200 firmas certificadas se enviaron al Obispado en apoyo al proceso de búsqueda. García Rodeja explicó que habían contactado con las familias de los cuatro paseados,. El sobrino de Juan Boedo fue el único pariente que estuvo presente por la mañana, junto a su esposa. Ambos agradecieron la atención prestada por la Asociación de la Memoria Histórica, que fue la que se puso en contacto con ellos.
El párroco, por su parte, no se mostró conforme con la intervención, según les dijo a los feligreses en un misa reciente, pero el permiso llegó del Arzobispado. También el martes acudió al camposanto, mostrando su desacuerdo.