Manuel Varela, exalcade de Carballo: «Aprendín a vocación de servizo de meu pai»

Manuel Varela Rey (Carballo, 1953) fue el parlamentario del PP que defendió desde el estrado de O Hórreo la construcción de la primera autovía de la Xunta. Era la que finalmente uniría A Coruña y Carballo, la AG-55. Solo estuvo en el Parlamento año y medio porque en 1991 fue elegido alcalde de Carballo con mayoría absoluta, pero con Independientes por Carballo. La ruptura con el Partido Popular duró poco tiempo: cuatro años después ya era portavoz del grupo en la Diputación coruñesa y, cinco años después, jefe provincial de Patrimonio Cultural. Todo ello lo compatibilizó con la alcaldía hasta que en el 2003 se quedó a dos concejales de la mayoría absoluta y lo sustituyó un tripartito.

«Notouse que a AG-55 foi a primeira», dice, sobre todo por el trazado. «Non había experiencia técnica e os medios e os recursos eran limitados», recuerda. Eso provocó que se ligara la continuación de la vía, de A Laracha a Carballo, con la construcción de la de Rande-Puxeiros y las convirtió a las dos en vías de peaje. Manuel Varela nunca estuvo de acuerdo y ya era candidato de Independientes por Carballo cuando se presentó en comisión una petición de BNG y PSOE para que la vía siguiera siendo gratuita. Se aprobó por unanimidad, pero hoy día sigue siendo de pago. Siendo alcalde del PP, en 1997, estuvo ausente de la inauguración del último tramo, en Carballo y que presidió Manuel Fraga.

En la misma época se gestó la construcción de los hospitales comarcales del Barbanza y de la Costa da Morte y también, por intervención directa de Manuel Varela, se reconstruyó el puente romano de Brandomil, en Zas.

Ahora, Varela Rey, se ocupa básicamente de atender los requerimientos de su padre, al que acompaña, que tiene 94 años y que siendo un hombre de la UCD tuvo un hijo alcalde del PP y otro del PSOE, este en Malpica. «Esa é a esencia da democracia», dice. Invierte mucho tiempo atendiendo a su padre, que ha terminado aficionándolo a la jardinería. Últimamente ha ejercido de peón en la poda de «dúas ducias de frutais», mientras su progenitor dirigía la operación. «Non hai día -añade- que non vaia ver a meu pai ou a meus sogros». De su padre añade: «Del aprendín a vocación de servizo». 

Además, sigue tocando todos los días, aunque The Cerne, su grupo musical, notó los efectos de la pandemia a nivel de actuaciones. Tiene claro que nada será como antes, cuando actuaban con la coral O Eco de A Coruña y la Sinfónica de Melide.

Su otra pasión, el deporte, la vive de forma un poco más relajada. Como espectador sigue sintiendo pasión por el Bergantiños, «que está tendo unha tempada fantástica», y por el Sofán, el equipo de su parroquia natal, del que «hai que valorar onde está xogando». A este par se le ha sumado en los últimos tiempos el Vistalegre, donde juegan dos de sus cinco nietos. Además se ha echado al monte. A hacer largas caminatas.

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