Muriel Sánchez: «Siempre me sentí más una actriz que canta que una cantante que interpreta»

p. blanco / f. rodríguez CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Moises Fernandez Acosta

A VIVA VOZ | Actúa hoy en el FIOT carballés como parte del elenco de «Solo un metro de distancia», obra que toca el abuso sexual infantil

22 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Muriel Sánchez (Zúrich, 1980) habla del teatro como un sueño. Nacida en Suiza, es hija de la emigración, pero se crio desde los cuatro años en Os Castros, A Coruña, donde pasó su infancia y adolescencia hasta que decidió emprender el viaje de la interpretación, lo que la llevó inicialmente a Madrid. Se licenció no solo en esta materia, en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, sino también en canto, siguiendo con los estudios iniciados en el Conservatorio de A Coruña. Después iría pasando por Londres o Italia, forjando más currículo. Esta noche vuelve a casa, o casi, porque actúa en el Festival Internacional Outono de Teatro de Carballo (FIOT), como parte del elenco de Solo un metro de distancia, de la compañía madrileña Serena Producciones (21.00 horas, Pazo da Cultura, 10 euros). Con texto y dirección de Antonio Castro Guijosa, y a partir de un asunto tan peliagudo como es el abuso sexual infantil, la obra toca el dolor, el daño, el sufrimiento, la incomprensión: «Regresar a la tierra siempre apetece», dice Muriel, que aunque asentada en Madrid reivindica estas raíces.

Finalista a los premios Max como Mejor Autoría Revelación, Solo un metro de distancia es, según Muriel, el viaje de una mujer que ha sufrido abusos sexuales de niña. Una obra que habla de cómo se puede convivir con un dolor así, pero también de la incomprensión y la incapacidad para entender al otro. «Todos hemos sufrido y pensamos que, como lo hemos hecho, podemos ponernos en el lugar del otro, pero eso no es verdad. El lugar del otro siempre será del otro, hay una mínima distancia insalvable». Todo ello se cuenta de una forma «bonita», con «respeto» y «cuidado», con «una estructura que rezuma verdad, honestidad, poesía». Existe, sí, la capacidad de empatizar, pero el problema llega cuando se quiere intervenir, tomar decisiones que debe tomar la otra persona, sin respetar sus tiempos, apunta.

Hoy en día la formación es más integral, pero en los tiempos de Muriel, indica, no había muchos actores que cantasen. Ello, además de permitirle enfocarse hacia el terreno de los musicales, le abrió las puertas, incluso, de un sueño como fue entrar en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, donde forjó parte de su carrera. Su primer trabajo con ella fue Romances del Cid. Otro musical en su memoria: La ópera de los tres reales, en este caso con Luís Tosar y el Centro Dramático Galego. Sánchez, que es de esas personas que prefieren el agradecimiento a la queja, celebra que los directores tengan en cuenta esa doble faceta: «En las obras siempre acabo cantando algo». Y con muy buenas críticas: «Siempre me sentí más una actriz que canta que una cantante que interpreta». Hoy, aunque está algo mala de la garganta, también lo hará. En Solo un metro de distancia hay música en directo, pues sobre el escenario está con Beatriz Grimaldos, que toca el piano; con Camila Viyuela, que toca el violín, y con Ana Mayo.

Muriel Sánchez
Muriel Sánchez PACO RODRÍGUEZ

Con la pandemia de por medio y el consiguiente parón del que remontaron «bastante bien», este espectáculo estrenado en enero del 2020 en la sala Cuarta Pared madrileña, pasó ya por un número de localidades. Después de Galicia, se irán a Navarra, Gandía, Cáceres, León, Soria o Toledo. Cada proyecto le trae algo nuevo, y con nombres de personajes como Penélope o Nina en su haber, dice Muriel que esta no es una obra al uso en la que interprete solo un papel: «El director se inspiró en un trastorno que tienen las personas que sufren un trauma de estas características, el fenómeno de la despersonalización. Una especie de distanciamiento, como un mecanismo de defensa para bloquear esa vivencia, como si fuese algo ajeno. A partir de ahí ha armado la parte formal de la obra, en la que cuatro actrices contamos, a veces en tercera persona, lo que le ha sucedido a Inma. A veces nos metemos en su piel, a veces en la de un médico, un enfermero, una psicóloga. Algo muy chulo».

Serena Producciones ya pasó en el 2018 por Carballo con Iphigenia en Vallecas, obra asimismo muy comprometida con los conflictos sociales y que se llevó el Premio del Público. Si esta vez volviese a ser así, «agradecido sería». Muriel fue seleccionada en su día por la revista Acotaciones como una de las 25 actrices representativas del teatro español del siglo XXI. También toca el piano y siempre ha querido formarse en el violonchelo, en el que, por cierto, se ha internado su hija: «Uno no tiene 40 vidas, pero ahí estoy con el hocico», ríe. Todo lo relacionado con el arte le gusta, como la pintura, y se confiesa «inquieta». Se emociona escuchando lo ya hecho y cree que debería celebrar más los reconocimientos. Ha probado los códigos del audiovisual, en televisión y cine, y no le disgustaría volver.