En jaque por los jabalíes en Baldaio: «Están as leiras que dá pena velas»

Pablo Varela Varela
pablo varela CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

Una manada que habita cerca de la marisma se ceba en los maizales de las parroquias de Noicela, Rebordelos y Salto

20 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay fronteras para el jabalí en Galicia, que campa a sus anchas en busca de alimento y ha encontrado en Baldaio (Carballo), en la parte alta de la laguna, un refugio y punto de lanzadera hacia los maizales cercanos. Hace menos de un mes, Miguel Ángel y Elvira, propietarios de varias fincas en la parroquia de Noicela, se encontraron con serios destrozos en sus cultivos, ocasionados por una manada que, según los vecinos del lugar, habita a un paso de la marisma.

La presencia del jabalí en la zona no es nueva, pero el número de ejemplares ha ido al alza y, en consecuencia, también sus incursiones en las fincas encajadas en el triángulo que conforman Noicela, Rebordelos y Salto. Ya entre mayo y junio, cuando los agricultores de la comarca comenzaron a sembrar, se iniciaron los desfiles nocturnos de los animales, que casi a diario se dan su festín particular allí donde pueden. «Hai leiras nas que pasan de largo, pero noutras cébanse. Van en cuadrillas e devoran todo», lamenta Alfredo Canedo, con varias hectáreas de terreno en las cercanías.

En las últimas semanas, más de un afectado ha denunciado la situación a la Consellería de Medio Ambiente. Alfredo, uno de ellos, estima que ha perdido aproximadamente cuatro remolques de maíz desde que la manada hizo acto de presencia en su leira. No es una pérdida menor, porque también tiene cabezas de ganado que alimentar y se vio obligado a recurrir a almacenes especializados para adquirir materia prima. «Cando arrasan como o fixeron aquí, perdes cartos. E eu teño que darlle de comer ós animais. Xa había xabarís con anterioridade, pero non como este ano», cuenta.

El problema de base, apuntan vecinos como Lourdes Mota, no es tanto económico, sino de vigilancia. «Non me interesa que me paguen. Non queremos cartos, senón que haxa un control. A cousa cambia se falamos de un ou dous exemplares a preto de medio cento. Están as leiras que dá pena velas», calcula.

Ante esta perspectiva, varios de los afectados han optado por apurar la recogida del maíz y guardarlo en silos. El pasado domingo, Alfredo Canedo exprimió el día hasta el final para hacer acopio de espigas y evitar, una noche más, un banquete ajeno en su casa. Quien más y quien menos, acordonó sus fincas con alambre. Y aun así, los jabalíes se las han apañado para colarse. «Fan o que queren. Veñen cando escurece, chegan ata o círculo central das leiras e danan o que lles apetece. Isto está invadido», avisa Antonio Pallas, dueño de un terreno próximo a la laguna.

A falta de un Obélix que se anime a ir tras ellos, a los vecinos no les ha quedado otra opción que recoger el maíz a contrarreloj. Este martes, un técnico de Medio Ambiente se desplazó a la zona para recoger los informes de los afectados. Allí también estuvo Carlos Casás, secretario del Tecor Societario de Baldaio desde el año pasado. «A algúns veciños non lles quedou máis remedio que adiantar a colleita do millo, porque se non saben que haberá unha desfeita», expone.

BASILIO BELLO

El refugio de las manadas, próximo al humedal, está dentro de los límites de un área reconocida como espacio natural e incluida en la Red Natura por la presencia de especies protegidas, de ahí que sea inviable acometer una batida, al estar vedada. «Nós non podemos ir ata alí a botalos. E sabemos as Administracións non emitirán ningún informe favorable a iso, porque alí hai niños de paxaros e o acceso non está permitido», apunta Casás.

Él vislumbra una posible solución, que no se intuye sencilla porque implicaría adentrarse en la marisma: «Poderiamos ir cos cans, azuzar ós xabarís e que saian cara arriba. E unha vez alí, dispor un cordón para poder abatilos». Desde el Tecor asumen, eso sí, que ven complejo que haya luz verde. Mientras, los jabalíes siguen a lo suyo, de leira en leira. «Comer, comeron. E comeron ben», dice Alfredo Canedo.