Carballo demostró que cuando las calles se cierran al tráfico se abren a la gente

C. V. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Siguen las actividades de la Semana da Mobilidade. Este domingo fue el Día sen Coches

20 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en Carballo en que había pocos coches y los niños podían jugar en las calles. La mayoría de los que ayer disfrutaron de un día con varios tramos de vías cerrados al tráfico no recuerdan esa época, pero todavía los hay con la memoria intacta. A algunos, de bastante edad ya, les vinieron esos recuerdos al ver cómo los pequeños tomaban para ellos el espacio que habitualmente les está vetado porque es para turismos y camiones.

No hace tanto, las calles Coruña y del Hórreo estaban llenas de aparcamientos y de aceras estrechas. Hace menos tiempo todavía, aparcar en Colón o Desiderio Varela era lo más normal del mundo.

El de ayer fue un solo día, pero dejó claro que cuando las rúas se cierran al tráfico se abren a la gente. No hubo tanta participación como se había previsto, sobre todo porque por la mañana amenazaba lluvia y el cielo pesado y plomizo no invitaba a salir, pero poco a poco fue apareciendo el sol.

Zumba y bicis

Fue entonces cuando en la Vila de Laxe se animaron con una clase de zumba, que costó más a los pequeños que a los mayores. Hubo distancia de seguridad y todo lo que requiere la pandemia. Al mismo tiempo, en la rúa Mahón lo que se estilaba eran las bicis, con niños de todas las edades y habilidades participando en una actividad muy semejante a la que se desarrolló en la Eduardo Pondal, que se convirtió en una enorme explanada en la que realizar algunas acrobacias sobre dos ruedas y en la que estuvieron también los miembros de Protección Civil de Carballo mostrando cómo actuar en caso de tener que aplicar los primeros auxilios.

Algo tarde se inició la actividad en el conjunto que formaron Valle Inclán, Cervantes y Concepción Areal. Incluso a las once de la mañana seguía circulando algún coche, a pesar de que se suponía que las vías estaban cortadas desde una hora antes. Alguna de las vallas fue debidamente apartada.

Fue la cruz de una jornada que resultó especialmente gratificante para los niños, pero también para muchos adultos que demandan un menor uso del coche para dar mayor libertad a los peatones. Se puso de manifiesto, con bastantes vehículos estacionados en áreas que supuestamente iban a estar libres de coches, que todavía queda un largo camino.