« (...) Desde pequeño mis padres y mi hermano me animaron a hacer deporte, me encantaba todo aquello que tuviese un balón de por medio y Xiria acabó siendo mi segunda casa. En balonmano he tenido la suerte de aprender de todos y cada uno de los entrenadores que me han formado, pero el montenegrino Zico Petricevic me marcó (...)»
20 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Los partidos de fútbol con la pandilla de mi hermano, las pachangas de cinco a seis en el patio del colegio Leus con mis compañeros, los entrenamientos con Toni Fraga a las nueve de la mañana, los partidos en Monte das Moas, los viajes con mis padres para ver jugar a mi hermano, las largas noches de NBA animando a los Bulls, las tardes de liga de verano en la iglesia, los entrenamientos con Fran del Valle, Eduardo Patiño y Juan Ramón, los anocheceres en la canasta de casa vigilados por la abuela, los viajes con mi madre después de entrenar en a Coruña a las doce de la noche, los sábados de sufrir con los sénior de Toni García en el Vila de Noia, el gol de Ofi en aquella fase de ascenso contra Valladolid, aquella silla de Rubén Añón...
Dicen que todo tiene un porqué, y de niños, estamos expuestos a multitud de gente y de estímulos en el día a día que inconscientemente pueden marcar nuestras vidas para siempre. Desde pequeño mis padres y mi hermano me animaron a hacer deporte, me encantaba todo aquello que tuviese un balón de por medio y Xiria acabó siendo mi segunda casa. En balonmano he tenido la suerte de aprender de todos y cada uno de los entrenadores que me han formado deportivamente, pero el montenegrino Zico Petricevic me marcó de una manera especial, nos mostró una escuela diferente, un carácter ganador, una valentía envidiable y nos inculcó una disciplina que principalmente nos hizo crecer como personas; una etapa inolvidable.
Compañeros de viaje
Cómo jugador he disfrutado de grandes momentos en Xiria, en OAR, Camariñas, Bm. Carballo, Conxo, Ártabro..; todos y cada uno de estos clubes me han aportado grandes amigos, experiencias inolvidables y me han enseñado la importancia de tener buenos compañeros de viaje para alcanzar los objetivos que perseguimos. Con diecisiete años, Miguel Paredes y Teresa Regueira me dieron la oportunidad de entrenar al alumnado de tercero a sexto de primaria en el colegio de Nétoma-Razo, y ahí descubrí que de los niños y niñas también se aprende, fue la primera vez que empecé a ser consciente de que el cariño de la gente puede ser más reconfortante que cualquier compensación económica.
En Xiria pude seguir formándome, jugando y trabajando; y mientras cursaba mis estudios de Administración y Dirección de Empresas en la USC, con la ayuda de uno de los técnicos de deportes, acabé creando una sección de balonmano universitario, con su escuela y su liga interna, además de sacarme la plaza de coordinador en la fundación deportiva de la universidad, la cual aún conservo a día de hoy. En esta etapa empecé a dudar de si realmente los días tenían tan solo veinticuatro horas…
Federación Galega
En el 2007, Juan Ramón García del Río me propuso un proyecto ambicioso como secretario de la delegación de A Coruña en la Federación Galega de Balonmán, y nunca me imaginé lo que me depararía este paso: pasé a ser delegado provincial, a estar en la dirección técnica, a colaborar en tareas administrativas, a participar en el área de logística, a realizar tareas de promoción y en definitiva… A conocer desde dentro como funcionaba el balonmano gallego.
En esta etapa, con la ayuda de Jessica Posse y un grupo de padres y madres, acabamos creando el Balonmán Xallas de Santa Comba, un club en el que hemos trabajado y disfrutado como nunca, en el que el empeño y las ganas de siete niños y niñas pudo más que todas las dificultades que nos pudimos encontrar, llegando a tener más de cien licencias. Aquí aprendí a valorar lo importante que es rodearse de buena gente y a comprobar el poder de la ilusión; por supuesto, los Josés (D.E.P.), Migueles, Germanes, Sonias, etcétera… desgraciadamente no abundan.
Los mejores jugadores
En el 2017 tuve la oportunidad de vivir el balonmano desde otra dimensión. Estuve trabajando como director de eventos de la Real Federación Española de Balonmano, pasé de ver a los mejores jugadores y jugadoras del mundo por la tele, a convivir con ellos durante días, fue una etapa llena viajes, cursos a nivel internacional, aprendizaje, contactos, experiencias inolvidables y un montón de amistades que espero conservar toda la vida.
Desde hace dos años y medio ocupo el cargo de presidente de la Federación Galega de Balonmán, y tengo la gran suerte de estar rodeado de gente estupenda; trato de encabezar un proyecto con la misma filosofía que en su día me inculcaron mis entrenadores en Xiria, donde el grupo prevalece ante las individualidades; intento que no queden dudas sobre el esfuerzo realizado, algo que me enseñaron en todos los clubes en los que he jugado. Procuro hacer las cosas con el mismo cariño que me mostraron en aquel CEIP Nétoma Razo. Aspiro a transmitir la ilusión que me transmitieron a mí en ese Balonmán Xallas, y por supuesto trato de seguir aprendiendo e innovando como me enseñaron en mi etapa en la Federación Española de Balonmano.
Si algo he aprendido en todo este tiempo, es que no debemos valorarnos por dónde estamos, sino por quiénes somos y quiénes nos rodean, y para saber quiénes somos es importante no olvidar de dónde venimos.
DNI. Bruno López Molina. Natural de Carballo, nació en el año 1984. Toda su vida ha estado ligada al deporte y, en particular, al balonmano. Preside actualmente la Federación Galega.