Lida Lodeiro tiene 63 años y era una adolescente cuando su madre, Consuelo, empezó en el mercado de abastos de Carballo con su puesto de quesos. Ya ha dicho que no volverá porque no está de acuerdo con el lugar que le han adjudicado, de cara a la cristalera y de espaldas a la entrada de la Gran Vía. Considera que ya le dieron anteriormente un puesto escondido, al igual que hicieron con su progenitora, cuando la situaron al lado de una escalera al sótano. «Nunha praza non pode haber tantos recovecos», asegura. Cree que tiene que ser un espacio amplio y considera que el hecho de ser la única con ese producto la ha perjudicado, porque las carnicerías y pescaderías tienen mejores espacios al ser más. Como muchos otros comerciantes asegura que no se le consultó a la hora del diseño de los espacios ni tampoco con respecto al lugar reservado para su negocio. Otra queja que tiene es que le da demasiado el sol y que eso no es bueno para sus quesos.