La calle Bos Aires, la más solidaria y humanizada de la Costa da Morte

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

ANA GARCÍA

Además de todos los servicios nuevos, árboles y plataforma única, hay juegos, paneles educativos y espacios para colaborar con proyectos de ayuda

06 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La calle Bos Aires de Carballo no es, ni de lejos, de las más transitadas de Carballo, pero con sus nuevos elementos su uso se va a incrementar. Puede que muchos ni siquiera sepan situarla: desde la calle Poñente (tras Ponte y antes de Fábrica, en dirección a Malpica) hasta la intersección con Ecuador. Son 204 metros que no acaban ahí, porque sigue en otro tramo más corto, pero sin salida aún y sin edificios, salvo uno muy notable: la biblioteca Rego da Balsa.

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En esos dos centenares de metros se ha acometido una importante reforma (280.000 euros, a cargo de Vázquez y Reino) que ha servido para instalar la habitual plataforma única y eliminar las canalizaciones de fibrocemento y los tendidos aéreos. Y reducir los coches: antes era de doble sentido, y ahora es único hacia la biblioteca.

Lo anterior es muy relevante, pero en general coincide con otras muchas calles ya reformadas. La diferencia está en los elementos incorporados en superficie, y eso que aún no están todos los programados en el proyecto que firma la arquitecta carballesa María Vázquez Esmorís, que ha tenido muy presentes los nuevos modelos urbanos de dar protagonismo a los peatones, esas «ciudades pensadas para caminar», como explica en su trabajo a la hora de definir qué propone para la calle, acorde con la Red de Ciudades que Caminan a la que pertenece Carballo, «apostando por un modelo urbano más comprometido con la salud, el medio ambiente y la igualdad social». Y eso incluye zonas de esparcimiento, juegos y encuentro, «en las que las personas permanecen durante cierto tiempo favoreciendo la conexión entre la movilidad y la vida cotidiana».

Por eso se hay más árboles, por ejemplo, de hojas vistosas y coloridas en determinados períodos del año. En las calles reformadas de Carballo se ha empezado a apostar al fin por árboles, pero todavía de manera tímida, nada que ver con las ciudades no tan lejanas o municipios equivalentes, pero al menos es un cambio frente a la absoluta e incomprensible nulidad histórica.

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También hay varios bancos pequeños orientados uno hacia otro para estimular la conversación, y no hacia las medianeras o la vía, como en otras partes. Hay una zona de juegos (en el proyecto se contemplan otros tipo rocódromos o de uso del suelo), como un llamativo tres en raya gigante y circular. Hay paneles didácticos, como el del alfabeto de signos o el de lectura táctil, que además anima a buscar el posible error. Y un corazón rojo anima a depositar dentro tapones de botellas. Tiene tanto éxito que se vacía a diario. De momento, los encargados de la limpieza viaria los almacenan, pero en breve se hará cargo de ellos, tras el preceptivo convenio, la entidad Amigos de Galicia. Los tapones van a una fábrica que los transforma, paga un dinero por ellos y este se destina a fines solidarios. A la vista del éxito y la colaboración, estos corazones-contenedores se colocarán en más calles de Carballo. Posiblemente la próxima sea la reformada (en proceso) Vila de Laxe.

Hay más elementos del mobiliario urbano que también llaman la atención, y seguramente marquen la pauta a seguir en futuras obras urbanas en Carballo.

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