Esas decenas de lugares especiales de Carballo

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

La céntrica Praza de Galicia carballesa
La céntrica Praza de Galicia carballesa BASILIO BELLO

TESOROS AL LADO DE CASA | Hay más historia de la que se percibe a simple vista. Y rutas fluviales que explican la toponimia y los crecimientos urbanos, que vale la pena recorrer. Este tiempo es un buen momento para conocer a fondo el municipio

25 feb 2021 . Actualizado a las 20:09 h.

En los 186 kilómetros cuadrados del municipio de Carballo, con sus más de 300 núcleos de población, hay mucho que ver, y también pistas de sobra para hacerlo: más de mil kilómetros de vías principales y secundarias. A continuación, otras pistas para aprovechar estos días y descubrir o redescubrir esos lugares de interés que están al lado de casa, y que a veces, precisamente por eso, se pasan de largo. Tanto los evidentes, que hacen de la capital de Bergantiños un lugar muy atractivo para conocer por tierra y mar, como otros que suelen pasar inadvertidos.

Esculturas

De Brañas al pan. El casco urbano carballés está lleno de esculturas. Puede parecer que no, pero lo está. Desde algunas que casi ni se ven, como la sirenita del Parque do Anllóns (zona Este), hasta aquellas que se cruzan en las miradas de centenares de vecinos a diario, como la de Alfredo Brañas, en la calle Coruña, obra de César Lombera en el 2005.

Escultura de Alfredo Brañas
Escultura de Alfredo Brañas BASILIO BELLO

Brañas da para una ruta propia, aunque solo sea siguiendo la casa en la que nació (la del Mexillón), el instituto, la calle y la plaza (en la que está situada una fuente que perteneció al antiguo balneario, al lado de la calle Vázquez de Parga), o la placa y cruceiro colocados en su honor en el 2000 en la Praza de Galicia, cuando fue nombrado hijo predilecto.

Las esculturas tienen fuerza de sobra para pararse unos minutos frente a ellas, desde las de las rotondas (polígono y Ponte da Pedra) de Facal, hasta las más recientes tres llevan la madera del ciprés centenario que se desplomó el 30 de diciembre del 2015 en la Praza do Concello. La primera, dedicada a la emigración, está en el Rego da Balsa: maleta, familia y asiento, obra de Miguel Anxo Calvo e Isa Fernández, inaugurada en julio del 2018.

Monumento a la emigración
Monumento a la emigración BASILIO BELLO

La segunda es Alén, desde julio del 2019, en la Praza do Hospital, de Fabián Lage, el mismo que diseñó Mágoa, en el Fórum, también en julio, pero del año pasado. Un árbol, el ciprés, que vio crecer Carballo desde el siglo XIX y que ahora es sustento de arte. Hay muchas más esculturas, claro, pero en el propio Rego da Balsa vale la pena pararse en la dedicada al pan de Carballo, auspiciada por Lumieira.

Monumento al Pan, de Acisclo Manzano
Monumento al Pan, de Acisclo Manzano BASILIO BELLO

Y no solo en el casco urbano: el 10 de agosto del 83 se estrenó, en la Praza de San Antonio de Prearada, Sofán, la dedicada al cura Carracedo Viña. En la misma parroquia, un monolito recuerda a sus Mártires, cuatro mujeres acribilladas hace un siglo, víctimas de la injusticia.

El Carballo perdido: arquitectura

Casi como se tratase de realidad aumentada, vale la pena coger alguno de los últimos libros de Xan Fraga, Carballo na memoria 1900-1980 o Arquitectura e urbanismo, unha ucronía carballesa, y callejear un poco para ver lo que fue y lo que es. Por la rúa da Estrela, sabiendo que ahí había un enorme jardín junto a los Baños Vellos (origen romano, redescubiertos hace 300 años) con una capilla dedicada a la Virxe da Estrela, como en Monteagudo y en Corme. Por el Casino (institución de 1889), edificio que resiste y al que le quedan ocho años para el centenario. Por la fuente de A Cristina, recuperada, que da nombre al Barrio. La fuente de la Praza de Galicia, que tiene ya casi 121 años, en la que fue también plaza de la Concordia, de la Libertad y del Generalísimo.

Museo de Bergantiños
Museo de Bergantiños BASILIO BELLO

El edificio de la Cárcel, hoy Museo de Bergantiños, espacio fundamental para conocer la historia local y comarcal. En esta ruta urbana no puede faltar una parada en la biblioteca (mediateca) Rego da Balsa, obra del arquitecto (y profesor) Óscar Pedrós que ha recibido numerosos reconocimientos.

Biblioteca Rego da Balsa
Biblioteca Rego da Balsa BASILIO BELLO

Es un espacio, todo su entorno, digno de pararse a ver. Quién se lo iba a decir a esta braña históricamente abandonada, por la que discurre ese humilde regato en parte subterráneo que viene de tierras altas de Bértoa y Oza, que dio nombre a este parque, a la zona de A Ponte da Pedra (sí, había una en la actual rotonda) y hasta a la calle Ponte, al lado de la antigua Calvo. Y lo mismo que el puente de Isabel II dio nombre a la calle Fomento, en la que está, en honor al ministro de la reina que ordenó la creación de las casillas de los peones camineros. Nacía también, claro, el barrio de A Casilla. El puente anterior bautizó otro barrio, A Ponte, hoy Milagrosa. Pasear junto al Anllóns y sus afluentes (el Rego da Balsa es uno) es hacerlo sobre la historia de Carballo, incluido o Bosque, coto del Añón de Bértoa de un señor, don Sancho, cuyo origen se mantuvo en la tradición oral hasta los setenta. Otro gran lugar para pasear, especialmente desde A Lagoa, pero ojo con estas inundaciones: ese topónimo se llama así por algo.

Carballo de Vilar de Francos
Carballo de Vilar de Francos BASILIO BELLO

Árboles que enraízan en la historia

Si hay un árbol que caracteriza a Carballo, ese es el roble de Vilar de Francos, en Artes. Lleno de historia, de siglos (cinco, al menos), de leyendas; de piedras en sus huecos, por la tradición casadera. Y de heridas: ya no es el que era, el que fue, desde que empezó a romper en serio en agosto del 2018, cuando empezaban las fiestas de la parroquia. Desde entonces no ha parado de desgajarse, así que es un buen momento para verlo: cualquiera de estas décadas desaparece para siempre. Y de paso, puede admirarse el pazo: es hermoso incluso alzando la vista sobre sus murallas.

El magnolio centenario
El magnolio centenario BASILIO BELLO

En Carballo hay algunos ejemplares arbóreos dignos de detenerse ante ellos al menos unos minutos. Por ejemplo, el magnolio, también centenario (pero menos) del Parque do Anllóns, que el 28 de febrero del 97 fue trasladado desde una huerta de la Desiderio Varela, donde ahora hay un edificio, y en su bajo, una entidad bancaria, hasta el nuevo parque, entonces en contrucción al lado del río. Ha sobrevivido bien. Tanto, que incluso superó un incendio intencionado en octubre del 2017. Tantas veces ignorado, es un árbol que ejemplifica la fuerza y la resistencia.

Palmera del jardín carballés
Palmera del jardín carballés BASILIO BELLO

Hubo más trasplantes de árboles en Carballo, como el de la palmera de la Praza de Galicia, que sustituye a otra que llegó desde la calle de la Estrela en 1981 (en realidad, era una yuca, y Fenosa pagó los portes), donde el balneario, pero secó. O la muy alta y conocida del jardín, que en una imagen de Gervasio Varela, mucho más pequeña, se data como tomada en 1915.

Bosque Ribeira da Pena
Bosque Ribeira da Pena BASILIO BELLO

El patrimonio arbóreo es mucho más amplio, aunque no sea el casco urbano de Carballo un modelo a seguir en este aspecto, pero lo que queda tiene su historia, como ese ginkgo biloba del atrio de la iglesia de Carballo de enorme interés medioambiental, y que por tanto hubo que mantener en la reforma de ese espacio. Cuando el otoño se va, las hojas de intenso amarillo iluminan todo su entorno.

Dos rutas para anotar

Entre furnas y arcos naturales. El mar de Carballo es de sobra conocido: las playas de Razo y Baldaio (A Pedra do Sal y As Saíñas), el surf; la laguna, marisma y las dunas; el pequeño puerto... Sí, pero hay mucho más, entornos ideales para conocer en invierno, cuando el oleaje es intenso y la luz, más tenue. De un lado al otro: del límite con Malpica al de Caión. Justamente no se puede pasar ni de uno ni de otro. En el primer, cerca de Santa Mariña, Razo, la bajada en coche se ha complicado demasiado por la abundancia de baches imposibles, pero no está mal hacerla a pie, ver cómo se va escuchando el ronquido del mar, sobre todo en marea alta (hoy, a las 18.10; la bajamar diurna será a las 12.00). Pero la baja ofrece el encanto de ver las bases de grandes arcos de piedra, derribados en parte, pero aún impactantes, además de varias furnas y, en el entorno, un paisaje privilegiado. Hay que tener mucho cuidado, eso sí: los accesos en algunos puntos son un enorme privilegio visual, pero también peligrosos.

BASILIO BELLO

Y en el otro extremo, el límite con Caión está al lado de una pista de zahorra, también llena de baches, casi a la altura de la Furna Furada. Parece un pleonasmo, pero lo es: la enorme furna tiene un gran cráter superior por el que brúan las olas cuando llegan al tope. Si no las hay se puede bajar a este punto que fue el arranque de la serie Néboa. A pocos metros, grutas, arcos, pequeñas cascadas...

Capillas, cascadas, megalitismo. En lo alto de Ponte Lubiáns, sobre el río Grande, afluente del Anllóns, puede ponerse una pierna en Coristanco y la otra en Carballo. De este lado quedan los restos, en el espacio, de la que fue una ruta secular de gran importancia, un lugar que aún se conoce como A Igrexa, sin que la haya, ni casas, pero la hubo y las hubo, y posiblemente ahí arrancó el ancestral Carballo que más tarde se uniría al de los Baños, AC-552 como cremallera, formando el actual. No es mal punto de arranque tampoco para una ruta interior, como la vía XX romana que ahí está marcada en un mojón, para adentrarse en un interior municipal que requiere paciencia, pero a cambio hay recompensa.

Dolmen de Pedra Moura, en Aldemunde
Dolmen de Pedra Moura, en Aldemunde BASILIO BELLO

Si se buscan capillas, solo en Rus, además de la monumental iglesia, hay las de Santa Eufemia, San Sadurniño (con piedra para curar almorranas), Alborín y Ferrol. La iglesia de Entrecruces conserva la talla de la Virgen que lloraba. Fuera, un cruceiro con salientes en el tronco de ramas cortadas (apenas hay así en la zona). La cascada (en la Alta está el castro de Ouxes, parece un cono volcánico), igual que la de Rus, está espectacular estos días. En Aldemunde, antes del lugar de Baldaio (Andoio), está el dolmen de Pedra Moura, de los pocos que resisten en Bergantiños. De vuelta al casco urbano, buen momento para recorrer algún mural de Derrubando Muros o Rexenera, esa tarea que siempre quedaba pendiente.