El temporal y las nuevas restricciones desaniman a la hostelería carballesa

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana García

La mayoría descarta reabrir hasta, como mínimo, después de este puente

04 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayor parte de los hosteleros de Carballo, sector que aglutina a 280 autónomos, tienen claro que hoy no van a abrir sus puertas. Entienden que las medidas adoptadas este miércoles por la Xunta, en lo que a esta primera fase de la desescalada se refiere, no son un aliciente para reactivar un ramo que lleva desde marzo a trancas y barrancas. Hoy, a partir de las 6.00 horas, cuando finalice el toque de queda, podrán reabrir sus negocios, tres semanas después de tener que echar el cerrojo tras decretarse el cierre perimetral de Bergantiños.

Juan Pazos Santos, gerente de la churrasquería y tapería Sinagoga y presidente de la asociación de hosteleros de Carballo, que aglutina a 70 profesionales, fue contundente a la hora de valorar las nuevas medidas: «Tomámolas a cachondeo. Parécenos unha broma de mal gusto. Hai concellos próximos cunha incidencia moi superior a Carballo e poden traballar no interior ata un 30% da capacidade, ademais de poder habilitar un 50% das terrazas; mentres en Carballo, con menos incidencia, só podemos abrir as terrazas ata 50%. E por riba, temos anuncio de temporal para toda a fin de semana, que nos imposibilitará traballar con normalidade», argumentó Juan Pazos, quien volvió a incidir en los datos: «A hostalería leva pechada dende o 13 de novembro. Pasaron tres semanas e os casos aumentaron, polo que estes novos positivos non teñen vinculación coa hostalería, a quen sempre se sinalou do problema». Juan Pazos ya avanzó que piensa continuar con su servicio de atención a domicilio: «De verdade pensa que me compensa abrir a terraza por dúas mesas, chovendo e con mal tempo? Dígolle de antemán que non», razonó.

Los autónomos hablan de una discriminación hacia Carballo 

La opinión de Juan Pazos la comparte Marcos Seoane, responsable del Restaurante Río Sil: «Dende o confinamento mantivemos o servizo de atención a domicilio e empresas, temos o hostal aberto e vendemos carne para fóra, pero non vou a abrir unha terraza por dúas mesas para catro persoas non convivintes. Non compensa economicamente ter a terraza operativa con estas porcentaxes».

Marcos Seoane indicó además que mantiene a siete trabajadores en un segundo ERTE y apuntó que ahora de lo que se trata «é de sobrevivir».

 Ramón Gundín Roibal, gerente del café Colón, tampoco piensa reabrir hoy y seguramente no lo haga hasta después del puente: «Se aínda tivera a opción de atender no interior cun 30% do aforo como no resto de concellos con limitacións, podería plantexarmo. Pero dan choiva e vento para toda a ponte da Constitución e das seis-oito mesas que podería habilitar na terraza soamente podería meter catro baixo o toldo, e así non compensa».

Otras de las quejas de los hosteleros carballeses a las medidas aprobadas por la Xunta el miércoles es el horario de cierre: a las 17.00 horas. «Se tiveramos a opción de pechar cando comeza o toque de queda aínda o pensas, pero sen aforo interior, sen barra, atendendo dúas, tres ou cato mesas fóra co frío que fai, non compensa», apuntó Ramón Gundín.

«Tengo que vender 200 cafés para equilibrar el gasto diario que supone abrir la terraza»

Ramón Antelo Canedo, gerente del Café Abastos de Carballo 

A Ramón Antelo Canedo, gerente de la cafetería Abastos, le siguen sin salir las cuentas: «Con las medidas aprobadas por la Xunta tengo que vender 200 cafés para equilibrar el gasto diario que supone abrir la terraza. Y hablo de gastos fijos, no incluyo los proveedores ni siquiera de la parte proporcional de mi sueldo. Hablo simplemente de no perder dinero». Según sus cálculos, abrir la persiana conlleva un gasto fijo de «entre 130 y 150 euros diarios».

Como otros muchos hosteleros de la capital de Bergantiños, Ramón Antelo no piensa reabrir hoy el negocio: «Con el 50% de ocupación de la terraza solo podría habilitar tres de las seis meses, pero con un agravante: que dan mal tiempo para todo el fin de semana y parte del puente. A mí, personalmente, no me compensa abrir». Y habló de otro hándicap adicional: el horario de cierre. «Cerrar a las cinco de la tarde es un problema a mayores del temporal y del 50% de ocupación de la terraza. El cliente no podrá entrar dentro para pedir y tendrá que ser atendido fuera. Y es que hay algo en lo que no piensan nuestros políticos: esto no es Sevilla en el mes de julio, es Carballo a comienzos de diciembre, que es muy diferente».

Sobre la fecha en la que piensa regresar al trabajo, Ramón Antelo no precisó un día concreto: «Mañana [por hoy] no lo voy a hacer, a lo mejor lo hago a partir del miércoles, después de que pase el puente, pero todavía no lo tengo muy claro», indicó.