«Cuando aún no había acabado de ser alumno, ya era profesor»

Inés Abelenda / S. G CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

ENTREVISTA | ROBERTO BARBEITO | Este carballés es secretario de la Federación Española de Sociología

23 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Roberto Barbeito (1971) pasó su infancia y adolescencia en Carballo, su municipio natal, hasta que tomó la decisión de irse a vivir a Madrid, donde es docente universitario de Sociología. A lo largo de su carrera ha participado en investigaciones, realizado estudios y recibido diferentes reconocimientos.

-¿Cómo recuerda su infancia en Carballo?

-Para mí Carballo siempre fue una ciudad en pequeño, porque teníamos de todo pero en pequeñas dosis. Era un pueblo muy integrado, donde la gente se conocía y sabías cuáles eran las diferencias y los puntos de unión.

-En el 2008 fue pregonero del San Xoán carballés. ¿Cómo vivió ese momento?

-A lo largo de mi carrera he recibido distintos premios y reconocimientos, pero ninguno ha sido tan disfrutado por mí como el ser pregonero ante mis propios paisanos y que ellos quisieran que yo abriese las fiestas principales. Recuerdo el interés que mostró la gente en la plaza del Concello ante aquel viaje al pasado, para reivindicar nuestras raíces y nuestro patrimonio.

-Su interés por la sociología empezó cuando era joven.

-Fue mientras estudiaba en el instituto Alfredo Brañas, momento en el que me interesé por la política y la sociedad desde el punto de vista de la ciencia. Fue una decisión en torno a los 15 años, edad en la que hacía prácticas en medios locales de prensa. Participaba mucho de la vida local y cultural, y descubrí las muchas carencias y dificultades que se tienen en el ejercicio cotidiano de la gestión de las organizaciones. Eso me llevó a querer indagar cómo se comportan, cómo nos podemos organizar de tal manera que estas respondan mejor a los intereses que tenemos las personas.

-¿Qué pensaron sus padres sobre su decisión de irse a Madrid?

-Mis padres reaccionaron con sorpresa porque yo era un adolescente muy tranquilo y muy callado fuera del hogar. Fue una sorpresa que quisiese ir allí a estudiar, pero lo asumieron rápido porque vieron en mí una decisión plena de ir. Para mí, irme a estudiar fuera era la excusa de conocer mundo, abrirme a otras gentes, otras tierras y tratar de prosperar.

-Dejar atrás su pueblo natal e irse a vivir a Madrid sería un gran cambio.

-En el pueblo uno está muy amparado por los suyos, además yo ya estaba muy integrado en la vida sociocultural, por lo que al llegar a la gran ciudad nadie me conocía. Pero me encontré un Madrid abierto, con gente muy variada y diversa y rápidamente me integré en la vida académica y madrileña, pero siempre con una nostalgia grande de la tierra.

-Actualmente es profesor de la Universidad Rey Juan Carlos.

-No había acabado de ser alumno y ya era profesor. En julio obtuve mi licenciatura y en octubre estaba dando clases, incluso a algunos de mis antiguos compañeros. Esto fue en la Universidad Complutense, por una plaza de colaborador honorífico, mucho antes de empezar a trabajar en la Rey Juan Carlos. Un factor que estimuló mi decisión de empezar en esta fue la concesión del Premio Nacional Fin de Carrera en Sociología y Ciencias Políticas.

-Y ha sido investigador invitado en las universidades de Oxford y de Dublín.

-Fueron unas experiencias muy enriquecedoras. Ambas ciudades te permiten conocer a sus gentes, otros sistemas educativos y acceder a investigaciones muy punteras de las que eres partícipe desde el primer momento.

-También es secretario ejecutivo de la Federación Española de Sociología.

-Para mí es un gran honor ocupar este cargo que implica mucha dedicación.

«Seguíamos enseñando como en la Edad Media»

Roberto ha experimentado las consecuencias de la pandemia en su labor como profesor, pero considera que se pueden buscar formas de aprovechar los recursos que hay y conseguir avanzar.

-¿Cómo le afectó la pandemia?

-Afectó de manera inmediata a mi trabajo de docente, pero nos perjudicó a todos, cambiando el modo de dar las clases. Sin embargo, la Universidad Rey Juan Carlos lleva bastante tiempo impartiendo docencia online, de modo que no tuvimos que empezar de cero.

-¿Cree que se notará un cambio en la docencia tras la pandemia?

-Hay algo que se perdió durante estos meses y temo que se siga perdiendo: la clase. Para mí esto es fundamental y normalmente los profesores desaprovechamos la oportunidad que nos ofrece el estar a unos metros de distancia de alumnos y ellos entre sí. En la clase surgen preguntas, ideas, comentarios o ejemplos, cosas que no hubieran surgido fuera de ella. Actualmente la enseñanza online puede ser exitosa, se puede aprender y enseñar mucho, pero el aula ofrece una potencialidad diferente. La pandemia va a generar una gran reflexión y va a propiciar que haya cambios que ya eran necesarios en el ámbito de la docencia. Hasta ahora seguíamos enseñando y aprendiendo como en la Edad Media. La idea de un aula con un pupitre y un profesor dando los apuntes era una costumbre medieval.

-Como sociólogo experto en la materia, ¿ve a la sociedad preparada para afrontar esta situación?

-No cabe duda de que el covid puede quebrar ciertos modos de vida y sectores económicos. Pero los poderes públicos y nosotros, como sociedad, debemos ayudarnos a superar las horas más bajas, la pérdida de recursos y medios, para poder seguir progresando. Lo importante para mí sería aprovechar estos meses y los recursos que estén a nuestro alcance como país para avanzar en un nuevo modelo de vida, producción y consumo, para que nadie se quede atrás.

-Ha colaborado con diferentes medios de comunicación a lo largo de su carrera.

-Considero que los medios de comunicación son un punto capital de la democracia que han ayudado mucho. Pero, actualmente, muchos de ellos no están cumpliendo su papel, puesto que sirven más como un instrumento de poder, influencia y control de lo que la gente piensa o debe pensar sobre un determinado problema. Creo que deberían funcionar como un instrumento que proporcione información amplia, contrastada y veraz a los ciudadanos para que puedan decidir por sí mismos sobre aquello que les afecta.