Elementos de la cuarentena todavía se mantienen en calles de Carballo

inés abelenda / s. g. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

LOS ECOS DE LOS APLAUSOS | En las rúas Mirtos y Mahón dejaron a la vista los llamativos banderines

11 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante el confinamiento, las calles de Carballo se cubrieron de diferentes colores al colgar, de un lado a otro, banderines y globos. Fueron muchos los vecinos que, ante la situación que se vivió debido al covid-19, decidieron darle una alegría a sus barrios para llenar de positividad el ambiente. Junto a los aplausos de las ocho de la tarde y a la música que sonaba en algunos de los edificios, destacaban también los adornos que cubrían las viviendas. Al empezar la desescalada, la música y las conversaciones que mantenían muchos vecinos de ventana a ventana fueron desapareciendo. Sin embargo, en algunas zonas siguen estos banderines que no se han llegado a quitar, por diferentes motivos.

Una de ellas es la calle Mirtos. Una vecina de la rúa cuenta que ellos también se sumaron a esta iniciativa cuando empezó el confinamiento, sobre todo «polos nenos». Cuando llegó la desescalada tomaron la decisión de mantener las decoraciones. En parte porque ellos celebran el San Cristóbal, por lo que los adornos ya quedaban para la festividad, además de «que alegran a rúa».

La calle Mahón es otra de las que mantienen los banderines que cuelgan de un edificio a otro. La unión que surgió entre los vecinos durante la cuarentena los llevó a decorar sus calles, organizar un cumpleaños y alguna fiesta durante esos meses, mientras no podían salir de casa. Ese espíritu no desapareció cuando empezó la desescalada, puesto que, al llegar la fiesta del San Xoán, decidieron volver a decorar el barrio con adornos hechos por ellos, como plásticos de colores o recipientes de yogures. El temor a que vuelva a haber un confinamiento está presente en muchas personas que no pueden evitar pensar que se va a repetir esa situación. «En cualquier momento volvemos a salir a los balcones, puesto que el coronavirus sigue presente», comentó con tono serio Lara, una joven de la calle Mahón. También bromeó con que algunos de sus vecinos decidieron no quitarlos porque «les da pereza», además de que «quedan bonitos».

Los residentes de la calle Andorra también demostraron estar muy activos durante la cuarentena y no solo a la hora de poner adornos. «Nosotros hacíamos sesión vermú todos los domingos y salíamos a aplaudir todos los días», cuenta Ana, una joven que vive en uno de los edificios de la zona. Cuando empezó la desescalada, los banderines se fueron quitando, hasta que llegó un punto en el que ya no quedaba ninguno. «Yo creo que simplemente ya no le veían el sentido a tenerlos puestos si ya había acabado el confinamiento», explica.

Unas simples decoraciones pueden simbolizar mucho para los vecinos de estas calles: un punto positivo que apareció durante esos meses de incertidumbre ante lo que estaba sucediendo. Fue la forma que tuvieron de canalizar esos malos momentos y, ante la duda de que se vuelva a repetir, saben que esas decoraciones siguen ahí.