El comercio de la Costa da Morte arranca con buen ánimo

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana García

La actividad llegó a ser por momentos de la mañana casi como antes del covid

11 may 2020 . Actualizado a las 21:53 h.

Si no fuera por las mascarillas y las colas nadie hubiera dicho esta mañana de lunes en Carballo que había una pandemia, que hasta el domingo había un horario para salir a andar y que dos semanas antes estar en la calle estaba prohibido si no era para comprar alimentos o medicinas. El ambiente en la feria, la primera desde el estado de alarma, ya hacía pensar que el de este lunes iba ser un día de mucha actividad, como así fue. Una mañana muy movida dio paso a una tarde tranquila.

La inmensa mayoría de las tiendas abrieron sus puertas. Apenas las había cerradas y la gente se asomaba antes dentro para preguntar si se podía acceder. El aforo reducido parece haber calado, pero sigue siendo complicado mantener los dos metros de distancia en la calle, sobre todo porque entre este lunes y el domingo se reencontraron amigos, vecinos y familiares que llevaban muchos días sin verse y aunque procuraban mantener una distancia prudencial, 200 centímetros son demasiados para mantener una conversación.

El comercio minorista tuvo esta jornada de lunes un subidón. Los empresarios no se esperaban la respuesta de los clientes y casi todos estaban satisfechos. «La gente no venía directamente a comprar, pero paraba en el escaparate y entraba», dice Pilar Fraga de La Nue, en la plaza del Concello. Ganas de primavera parecía tener todo el mundo y los tonos frescos llamaban desde las tiendas. En la rúa da Igrexa, Elena Rey y Mary Suárez compartían una visión similar. Hubo bastante ambiente, algo con lo que no contaban ni la una ni la otra.

Eso sí, todavía hay mucha prevención. Buena parte de las compras realizadas esta primera jornada no pasaron por el probador. «La gente tiene miedo y hay que darles seguridad», dijo Pilar Fraga.

Limpieza

De muchos locales eliminaron prendas, que permanecen en el almacén, además de alfombras y objetos superfluos o decorativos. Se trata de dar imagen de limpieza y desinfección y no había comerciante sin pantalla protectora o mascarilla y en casi todos los casos tenían además planchas de vapor, limpiadores y todo tipo de productos como los que repartió este lunes el CCA entre sus asociados.

Además, empezaron a verse algunas ofertas de descuentos, aunque la mayor parte de los comerciantes no están por la labor tras dos meses de cierre y faltando todavía tanto para el período habitual de rebajas. Muchos se quejan de que sí las estén haciendo desde las páginas web los propios fabricantes, lo que consideran competencia desleal.

ANA GARCIA

Supermercados, farmacias y bancos siguieron llenando las aceras de colas

A pesar de que la novedad era la apertura del comercio en general, la mayor afluencia de público continuó estando en los establecimientos que no han cerrado durante el confinamiento. En los supermercados había colas a primera hora de la mañana, quizá por ser lunes o porque había más gente en la calle, pero las que se llevaban la palma eran las oficinas bancarias, algunas de ellas con decenas de personas en la calle esperando su turno y sin guardar los necesarios dos metros de separación, entre otras cosas por la falta de espacio y, sobre todo, de control y confianza. Hubo momentos en los que los clientes se agolpaban ante la puerta incapaces de ordenarse tal como reclaman las autoridades sanitarias.

Por su fuera poco, buena parte de la clientela la formaban personas de edad ya avanzada, probablemente incluidas en lo que ya se conoce como posibles enfermos de riesgo. En ninguna de las sucursales de los distintos bancos parecía haber personal de las propias entidades organizando el acceso o estableciendo un sistema para evitar la cola, como el reparto de números, algo que sí se realiza en el interior de los locales.

Otro de los establecimientos con mayor demanda fueron las farmacias. También en este caso había cola, pero nada parecido a lo que ocurrió en los bancos. Las calles más céntricas de Carballo estuvieron en la mañana de esta primera jornada de apertura muy concurridas y en casi todas las tiendas hubo gente, incluidas las ópticas, las tiendas de complementos y algunas de alimentación que no abrieron en la fase 0 y que lo hicieron este lunes. Por contra, la hostelería siguió a cal y canto, al menos la del centro. No se vio una sola terraza.

«Vendemos de todo, foi unha locura»

O Barco dos Soños, en Carballo, atendió pedidos durante todo el cierre y abrió con cita previa la semana pasada. Al ser un negocio de puericultura su clientela no podía esperar. «Pedían carriños para os bebés, sillas para o coche...», explica. La apertura fue un éxito. «Vendemos de todo, foi unha locura», dice la empresaria. Destaca el civismo de la clientela. «A xente garda as distancias, veñen con máscaras e luvas e procuran non tocar a nada», explica. Reconoce que todo el mundo parece adaptado a la situación que se vive en estos momentos. También los niños. «Os peques son uns campións», asegura. Son los que más necesidad tienen que ropa nueva. «Pasa unha semana e xa non os coñeces, cando máis dous meses», dice. En muchos casos ha sido necesario renovar vestuario y calzado por pura necesidad.

«Nunca tan mal, pensé que iba a ser peor»

Martiña Budiño y su socio Víctor Cives regentan Pura Vida en Cee, una tienda para chico y chica. Este lunes abrieron por primera vez desde la declaración del estado de alarma y están satisfechos. «Nunca tan mal, pensé que iba a ser peor. Por la mañana hubo gente. Si no fuera por las mascarillas hubiera dicho que era un día normal», dice Martina. La tarde ya fue otra cosa, mucho más tranquila, probablemente demasiado. Lo que más vendió fueron camisetas. «La gente debió acabarlas con el confinamiento», explica. O tal vez se echaron a perder por lavarlas en agua muy caliente, como recomiendan las autoridades sanitarias. «A mí me ha pasado, cada vez que ponía una sudadera en la lavadora la sacaba una talla más pequeña», dice. También reconoce que el buen tiempo hizo que la gente saliera más a la calle.