Carballo tiene más de 30 hórreos que son bienes de interés cultural

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

La cifra, actualmente en revisión, es muy elevada, igual que el número total de cabazos

17 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Bergantiños en general, y Carballo en particular, es uno de los principales lugares de hórreos en Galicia. Por cantidad y por calidad. Lo primero, porque en Carballo están ahora catalogados algo más de dos mil cabazos, una cifra muy elevada sobre todo si se tiene en cuenta que en Galicia hay entre 30 y 35.000, según los datos que maneja la entidad Apatrigal. Esos dos millares, incluidos en el actual PXOM, que no tiene ni cuatro años, van a ser algunos menos cuando termine la reforma en marcha del documento, precisamente para clarificar exactamente cuántos hay, porque a veces se asocian a ellos construcciones que no lo son. Tal vez no llegue a mil, porque en los trabajos realizados ya se han descatalogado la mitad, unos 500 sí se han incluido, y aún queda mucho por ver y analizar. No es un tema menor tener catalogado un cabazo, por lo que afecta a cualquier obra que se pueda realizar tanto en sí mismo como en su entorno.

El aspecto de la calidad es incuestionable, y en su grado máximo se trata de bienes de interés cultural (BIC). En Carballo, con la clasificación actual, hay 32. Cuando acabe la revisión, tal vez sean más. Así lo establece el documento, al señalar que tendrán protección integral los «hórreos que sexan bens de interese cultural (BIC), porque xa o eran no catálogo do PXOM do Concello de Carballo, ou porque este equipo redactor lle outorga esta categoría no presente documento». Y ser BIC es importante: afecta a las propias actuaciones en el hórreo, muy restrictivas; al entorno de protección, con carácter general de 20 metros, pero hay que ver cada caso concreto y también el tipo de suelo en el que está, y llevado al extremo hasta la facilidad de acceso para verlo, ya que los BIC pueden ser visitables en determinados días. También en el mayor acceso a ayudas, si las hay, para determinadas mejoras.

El tema de la protección es clave: la tiene integral, estructural y ambiental. Y que se considere como tal tampoco debe ser objeto de duda: «Valores arquitectónicos, urbanísticos, históricos, etnográficos, culturais, ambientais e paixasísticos, e a súa área mínima de territorio na que se establecen unhas relacións recíprocas entre o elemento e o entorno que o define». A veces, se trata de varios elementos que forman un conjunto.

Un mínimo de 119 años, según la Lei de Patrimonio

El criterio de los cien años para determinar que un bien tiene valor patrimonial es internacional, y suele asumirse en todas las normativas específicas. Que, a su vez, entran en detalles más concretos. Así ocurre con la Lei do Patrimonio Cultural de Galicia, en su artículo 92, que se refiere directamente a los hórreos, cruceiros y petos de ánimas: «Son bens de interese cultural (BIC) e quedan sometidos ao réxime xurídico previsto para ese tipo de bens na lei, sen necesidade da tramitación previa todos os hórreos, os cruceiros e os petos de ánimas dos que existan evidencias que poidan confirmar a súa construción con anterioridade a 1901. Os hórreos, cruceiros e petos de ánimas cuxa antigüidade non poida ser determinada ou que fosen construídos con posterioridade a 1901 poderán ser declarados de interese cultural ou catalogados cando se lles recoñeza un especial valor cultural, principalmente etnolóxico». Por tanto, en Galicia no rige por defecto el criterio de los 100 años, sino de los 119, ahora en el 2020. Esa fecha fue fijada en la última reforma de la ley, hace algo más de tres años.

«Non se poderá autorizar a construción de peches perimétricos, totais ou parciais, a partir dos seus soportes, nin a construción de edificacións ou instalacións acaroadas a eles que afecten os seus valores culturais. As actuacións de conservación ou restauración de hórreos declarados de interese cultural ou catalogados realizaranse preferentemente utilizando os materiais e técnicas construtivas tradicionais que correspondan a cada tipoloxía», señala, entre otros aspectos, la norma.