El Lalinense agotó su hegemonía tras caer 30-31 con el Xiria

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

miguel souto

Los rojinegros perdieron ante los de Carballo tras 18 victorias seguidas en un partido bipolar

03 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo ciclo tiene un final y al Lalinense le tocó padecerlo ayer en un partido bipolar, donde mostró dos caras muy diferentes. Firmó un primer tiempo para olvidar, desubicado sobre la cancha, sin tensión defensiva, sin el acierto habitual bajo palos y con un ataque errático frente a un Xiria pletórico, convencido de sus opciones pese a las tres derrotas que arrastraban. Una tormenta perfecta en contra de los intereses rojinegros a la que contribuyeron sin duda los árbitros canarios, permisivos hasta el exceso con los visitantes, acumulando errores en un duelo donde fueron de todo menos caseros.

Pero la derrota final la fraguaron los propios jugadores locales tras encajar veinte goles en solo treinta minutos. En partidos anteriores apenas sus rivales, después de sesenta, lograban superar esa cifra. Además, los errores en ataque les dejaron con solo doce. Pablo Cacheda movía fichas buscando un revulsivo, adelantando la defensa e incluso casi con un 5-1 por momentos y rotando los tres porteros bajo palos, pero nada parecía funcionar. Pasaban los minutos sin una reacción que no llegaría hasta ya avanzada la segunda parte.

El juego del Xiria le premió con una cómoda ventaja que decidieron administrar tras el descanso. Ralentizaron el juego con el beneplácito de los colegiados, que seguían arrastrando errores con la balanza muy inclinada a favor de los visitantes. El Lalinense recortaba algún gol que enjuagaban los de Carballo y los minutos se iban consumiendo. Pero esa cierta desidia a favor de marcador les comenzó a pasar factura. Con 17-25 encajaban un parcial de cuatro goles en contra que obligó al entrenador a pedir tiempo muerto.

Quedaba la mitad de la segunda parte con un esperanzador 21-25, tras enjugar la mitad de la máxima diferencia cosechada por el Xiria. Los rojinegros apelaban a la garra. Elevaron la intensidad defensiva y daban con la tecla en portería con Iago. Pero aún así seguían esos cuatro goles en contra. Con 23-27 pedía tiempo muerto Pablo Cacheda en el minuto 20. Supuso una nueva inyección de furia. La grada subía los decibelios en su apoyo compaginando ánimos con protestas a los árbitros. 25-28, 26-28, 27-28... Parecía que sí se podía culminar la remontada. Pequeño altibajo, 27-29. Pero se podía y llegaba la primera igualada: 29-29. La locura sobre la pista. Tiempo muerto rojinegro con 29-30. José firmaba la igualada. Pero el sueño se hizo añicos con el 30-31. En esa vorágine final una exclusión tonta de Iago que pesó. Tras 18 victorias llegaba la derrota.

?Durán, Ramón (3), José (7), Roberto Álvarez (3), Rubas, Martín, Bruno (1) -equipo inicial-, Ivi, Iago, Pachi (3), Tate (4) Aser, Porto (5), Jorge (2), Juan y Adrián (1)

?

Iago, Canosa (4), Juan Carlos (7), Manu (3), Bouzas (3), Losón, Cousillas (4) -equipo inicial-, Mato, Julián (1), Puñal, Rey, Chimpo (8), Alejandro y Rial

Tanteador cada 5 minutos: 2-2, 4-6, 5-7, 7-11, 9-16, 12-20 (descanso); 14-22, 17-24, 20-25, 23-27, 26-28 y 30-31 (final).

Árbitros: Diego Pastoriza y Andrés Martín, de Canarias. Excluyeron una vez a Iago y Porto por el Lalinense, y dos a Juan Carlos y una a Puñal, Manu y Rey por el Xiria.

Incidencias: Municipal lleno.