Ahora que nos acercamos a unas elecciones municipales, vuelve a salir a la palestra el tema de la circunvalación de Carballo, asunto que se viene repitiendo desde que hace bastantes años lo propusiera el amigo Andrade. Y ya llovió. Pero hete ahí: ahora que el PP está en la oposición, no lo hizo gobernando con mayoría, nos promete que si le damos el voto a su candidato, no solo se levará a cabo la necesaria obra (La Voz de Galicia) sino que convertirá Carballo en una Arcadia feliz.
A un viejo como el que suscribe todo esto que viene proclamando el candidato del PP le suena a música celestial, o mejor dicho, a una tomadura de pelo. Digo esto porque creo que por encima del pretendido cargo están las apremiantes necesidades de la población. Aludiendo a la mencionada obra de circunvalación, está claro que si este señor estuviera interesado de verdad, siendo como es diputado del PP y con un Gobierno de la Xunta del mismo partido, ya debería haber colaborado con el alcalde actual, que, aunque no pertenezca al mismo partido, la lleva reclamando durante años. Eso sí sería servir a los carballeses.
Nunca Carballo tuvo suerte con la Xunta de Galicia del Partido Popular. Toda la pujanza que hoy concierne a Carballo, la mayor parte de la debe a los carballeses que se involucraron en la prosperidad de su terruño. Nuestras voces «clamatorias» se quedaban en el alto de Anxeriz.
La Xunta siempre fue esquiva a atender nuestras peticiones. Vemos algunos pueblos similares al nuestro, donde gobierna el PP, como la Xunta se involucró con ellos y fue el alma máter de su progreso. Cuando se nos concedía algo siempre había de aparecer un pero. Ahí tenemos como ejemplo esa corredoira a A Coruña que primero iba a ser autovía y luego el PP la convirtió en una peligrosa y mala autopista de pago... «Cousas veredes decía o poeta». Gabriel Pérez Suárez. Carballo