«Só paramos tres días en 46 anos, cando os dous irmáns collemos a gripe xuntos»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

CEDIDA POR CARBALLO NA MEMORIA

FOTOS CON HISTORIA | La barbería Gaspar fue una de las clásicas en Carballo. Cerrada hace casi 11 años, estaba en la calle Muíño

17 mar 2019 . Actualizado a las 20:36 h.

La foto. Fue realizada en 1964. El barbero jubilado Elías Quintela lo recuerda porque se ve con el pelo corto, y coincidió con su regreso de la mili. El autor de la imagen fue Pombo, y puede accederse a ella, y a otras muchas del devenir carballés, en la página web www.carballonamemoria.org. Elías guarda más de una imagen de aquella época. Este local de la calle Muíño lo abrieron en 1962, pero antes tenían otro a pocos metros en la actual calle Valle Inclán, en el que empezó el 20 de marzo de 1960, hace casi 59 años. Ambas, barbería Gaspar, por su hermano.

BASILIO BELLO

Los protagonistas. En la barbería del número 15 de la calle Muíño de Carballo aparece Elías afeitando a un cliente habitual, que era taxista, en presencia de un niño, Pedro José Francisco Caamaño, hijo de los dueños de la casa, que le alquilaban el local a Gaspar, el hermano mayor y que dio nombre al negocio, y a Elías Quintela Castro, originarios de Xaviña, en Coristanco. Hijos de barbero y buenos conocedores del oficio desde muy niños. Gaspar falleció en el 2006, y Elías se jubiló en el 2008, en la última semana del mes de julio. Lo hizo de una manera simbólica, cortándole el pelo a su primer cliente, desde 1960, Manuel Loureiro Fuentes.

La historia. Esta semana trascendió que el mes que viene cerrará una de las barberías clásicas de Carballo, la de los hermanos José Luis y Santiago, abierta en la Rúa do Sol en 1960. Ya hubo más de las tradicionales (la más veterana con diferencia sigue siendo la de Álvaro, que ha tenido varios locales) y una de la misma época era la de Gaspar, en la calle Muíño. Gaspar, por el hermano mayor, el fundador, pero también de Elías, el pequeño, jubilado hace 11 años. En el 2008 cerró esta peluquería y con ella, simbólicamente, una época de esplendor comercial en la rúa y entorno: Correos, el taller de Méndez, las oficinas de Manuel Rego, la zapatería de Lorenzo, Casa Osinde, mercería Vilariño, tasca da Pena, la tienda de Ventura...

Muíño, 15

La barbería estaba en el número 15 de la calle, a un paso del cruce con la Vázquez de Parga. Una casa veterana que pide una reforma. Elías estuvo ayer en frente recordando los viejos tiempos (y el viernes con Ricardo Vilas, otro carballés que se encarga de sostener vivencias de todo el pueblo), pero no es especialmente melancólico: «Non é que o bote moito de menos. Os primeiros anos, un pouco, porque estaba moi acostumado a facer sempre o mesmo, pero despois xa non. Ademais, falo coa xente pola rúa, cos que coñezo deses anos, antigos clientes», explica. Aprovecha para recordar a uno que falleció hace poco, Cancela da Lagoa, que fue de los que tuvo toda la vida. Y tantos más.

Elías aprendió el oficio de su padre, igual que Gaspar. Su progenitor había trabajado ya con varios barberos, entre ellos Álvaro, en la década de los años veinte, y también lo hacía en su casa de Xaviña. «Na nosa casa sempre houbo navallas», indica. Y clientes. Parecía por tanto predestinado a usar la brocha y la tijera, y lo hizo muy pronto, a los 13 años, en su casa (también lo haría en Vimianzo). Esa es la edad oficial a la que se estrenó como peluquero. Pero, por increíble que parezca visto con los ojos de hoy, ya tenía su experiencia en otros oficios desde los 7 años. Los tiempos han cambiado mucho. Desde que se puso a la labor apenas paró, algo que también se suele escuchar en otros colegas de profesión. O de otras, como los labradores veteranos, que llevan toda su vida sin descansar. «Só paramos tres días en 46 anos, cando os dous irmáns collemos a gripe xuntos», señala. Los tres mismos días, no otros, debido al mutuo contagio. El resto de años el negocio siempre estuvo abierto, porque si alguno de los dos tenía que ausentarse por algún motivo, ya estaba el otro.

Guarda sus útiles de trabajo, incluido alguno muy preciado, como una navaja que tenía 20 años de uso cuando se jubiló, a la que calcula 20.000 cortes. Y como esta, más. Recuerda también los últimos precios, 7 euros por afeitar y 11 por cortar el pelo, lavar y peinar. De sus primeros años ya no lo tiene tan claro, pero cree que andaba cerca de las 10 pesetas el servicio.

Empezó a trabajar a los 7 años, y a los 13 se hizo peluquero. En el 2008 se jubiló