La tómbola El Cubo será la gran ausente este año en las fiestas

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

J. M. CASAL

Discrepancias sobre la ubicación y los ruidos llevaron a Miro Fernández a dejar uno de sus puntos clásicos

16 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las atracciones más clásicas del San Xoán de Carballo es la tómbola El Cubo de Miro Fernández (48 años). O más bien la tómbola a secas, porque la que tiene ahora, «la grande», como él la llama, es la sucesora de otras por la que pasó desde niño, con su padre, y que fueron evolucionando. Tal vez la que más se recuerda sea la del jamón («Y otro jamón...»). Pero la del Cubo, por el coche que se sorteaba, y por su incombustible voz (y megafonía) es seguramente la que más fama le ha dado, en Carballo y en media España.

Estas fiestas no va a estar. Tras toda una vida fijo, con solo la excepción de un año hace ya tiempo por otras cuestiones, esta vez su voz no se escuchará entre el mercado y el consistorio, que era su ubicación en los últimos años. Miro asegura que no acude porque no está conforme con la ubicación que le ofrecen, más alejada y hacia la zona de Desiderio Varela. Con dos emplazamientos, no en el acceso a Jacinto Amigo Lera y otro más a la derecha. Pero no le gusta ninguno. «Yo, si voy al San Juan, voy para ganar dinero, no para pasar las fiestas. Tengo que defender el negocio. Y así no puedo», asegura.

Las peticiones se deben, sobre todo, al ruido. Miro se defiende: «Si a una tómbola le quitas el micrófono, la megafonía, ¿qué le queda?», se pregunta. Asegura que recientemente acudió a Carballo para estudiar los emplazamientos y no le convencieron. «Me da pena, porque Carballo es un lugar muy querido. Notas el cariño con la gente, ya tengo amistades de tantos años. Llevo toda la vida, desde que iba con mi padre, con una tómbola de caramelos, después los jamones...». Con tanto trajín no es capaz de precisar cuántos años lleva exactamente con el Cubo, tal vez ronda los veinte. El tiempo pasa rápido. «Carballo es un lugar en el que se trabaja muy a gusto, pero la ubicación es fundamental», explica. Asegura que ya notó un bajón cuando lo pasaron al sitio actual, aunque poco a poco se fue estableciendo. Ya encontró alternativa: estos días estará por Ourense y después se va a los sanfermines. Desde Semana Santa y hasta octubre no para.

Tres ubicaciones

El empresario que lleva la concesión de las atracciones y los puestos de la feria asegura que solo le pidieron que bajase el sonido durante las actuaciones principales, «como fai noutros lugares». Y que le ofrecieron tres alternativas, no dos, para que se reubicase. Pero que no quiso, y eso que se le avisó con tiempo. Lo lamenta, porque le gustaría que siguiera (es ya tan clásico como el Saltamontes del San Martiño), pero que no pudo ser, y ahora ya no hay vuelta atrás.