Límites de velocidad efectivos

Santi Garrido CIUDADANA

CARBALLO MUNICIPIO

JOSE MANUEL CASAL

13 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cualquier usuario diario de la DP-1914, la carretera que enlaza Carballo con Portomouro -y que por extensión decimos que acaba en Santiago, pero el siguiente tramo ya es una vía autonómica- habrá notado enormes diferencias en el tráfico desde que pusieron las limitaciones de velocidad, y antes. Todos recordamos el altísimo parte de incidencias anterior, con numerosos accidentes, muchos de ellos gravísimos: salidas de vía, choques frontales, atropellos... Más de una vez nos han adelantado bólidos que iban en el aire. Hablo, claro, del tramo hasta Entrecruces, después la cosa se normalizaba.

Pero fue poner los límites y ahora prácticamente todo el mundo va despacio. Bueno, las señales, y la presencia constante de los radares de la Guardia Civil, que quieras que no ayuda a cumplir las normas. Desde la salida de Carballo y hasta Entrecruces, además, lo que obliga a mantener las alertas de los conductores. Con cumplir la ley basta, aunque a veces, en los tramos de 50, vas un buen rato a la estela de un coche de los que no precisan carné, y otras sintiendo detrás el aliento de unos de esos tractores que parecen jumbos. Pero el resultado es el que es: más seguridad, menos riesgo. De haber tomado estas medidas hace años, ¿cuántas desgracias se habrían evitado? Como la pregunta es ventajista y puede que hasta demagógica, dejémoslo ahí.

Conste que alguno de los accidentes ocurrieron en zonas en la que la velocidad no era el principal factor. Desde el puente de A Taboada y hasta el remate de Entrecruces (o viceversa), en las jornadas de lluvia el porcentaje de percances era mucho más elevado que cuando el firme estaba seco, o era un día digamos normal. Fue hacer unas correcciones junto al puente y, sobre todo, aplicar un asfalto mucho más seguro, y este tipo de accidentes bajaron mucho. Tal vez si se hubieran hecho antes... ¡Quién lo sabe! Nunca estamos libres de que vuelva a pasar algo, pero a efectos estadísticos, los números son muy diferentes.

Con la velocidad ha pasado una cosa muy llamativa en la AC-552, en el tramo que ha quedado más libre tras la apertura de la autovía (falta poco más de un mes para su segundo aniversario). Antes, en algunos tramos, los problemas de exceso de rapidez eran evidentes (ahí también hemos visto demasiadas tragedias). Ahora, cuando tantas veces apenas van dos coches por la vía, y puesto que hay espacio de sobra y el peligro es bajo, justamente ahora conducimos mucho más lentamente, o al menos esa es mi percepción. Como disfrutando del paisaje, fijándonos en detalles que antes ni se advertían. Me recuerda, a otra escala, lo que ocurre en la N-VI. Así somos.