El Torneo Internacional Alevín desató pasiones y mucha humanidad

Melissa Rodríguez
Melissa Rodríguez CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

12 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tanto a los equipos como a la organización del Torneo Internacional Alevín Fútbol 7 Concello de Carballo todavía les dura la resaca de la intensa jornada deportiva vivida el pasado fin de semana tras más de 70 partidos disputados en As Eiroas. Pero a los aficionados allí presentes, aun nos remueve por dentro la emoción después de lo visto sobre el césped. Y no hablo precisamente del fútbol, sino de todo lo que el balompié despertó a su alrededor con un claro protagonista: el AFA Angola, equipo de Luanda (África) que reeditó el título de campeón.

Desde el arranque de la competición a primera hora de la mañana del sábado, en As Eiroas solo resonaba un nombre, el de Manuel Gola o Nelinho como «menuda máquina», «qué crack» o «non vin cousa ó paso». Efectivamente, causó sensación con sus regates y fuerza en las botas, y en apenas minutos se consolidó como la gran estrella del torneo.

Pero no se quedó atrás el nombre de Edinho, el jugador que con tan solo 9 años, dos por debajo de lo habitual en esta cita, también se quedó gravado en la mente de todos los allí presentes.

Lo cierto es que comenzó la final y la grada entera apoyaba al Angola. ¿Curioso, no? ¡Si también estaba el Celta! La razón, muy simple. Los africanos enamoraron a la afición. Hasta al sonar el pitido del final del duelo, todos los compañeros de conjuntos rivales corrieron a abrazar a los jugadores. Y ahí fue cuando el oro relució. Los angoleños portando las banderas de su país, cantando el himno con la mano en el corazón y la mirada puesta en el cielo, y bailando con increíbles coreografías y acrobacias. Y todos los ojos estaban clavados en sus figuras. Parecían seres de otro mundo, mejor, siendo que la realidad es otra bien distinta, una situación de pobreza.

Con esto quiero decir que su alegría, felicidad y baile devolvieron a los niños y no tan niños los verdaderos motivos de vivir. Se ganaron el amor y el recuerdo para siempre en los corazones de todos los que allí estábamos. Intercambio cultural, se llama: algo olvidado y muy necesario. Quizás, el camino por el que debe seguir el torneo.

Gracias por recordarnos, una vez más, todo lo que el fútbol significa: infinitos valores en educación.