Moda sostenible de futuro con raíces en Carballo, Soesto y Baio

CATERINA DEVESA ARTEIXO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Marcos Míguez

Mimico Kids, Soesto Vida Atlántica y Cucubox son pioneros en el uso de materiales ecológicos en textil

09 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Economía circular, slow fashion, moda ecológica o sostenibilidad, son palabras que hasta hace poco nadie, o muy pocos, utilizaban. En los últimos años, sin embargo, estos términos se usan con frecuencia. Un cambio que no solo afecta al vocabulario, si no también a la forma de consumo y que se debe al impulso del trabajo de emprendedoras como Teresa Gutiérrez, de Arteixo; Carmen y Carolina Picallo, de A Coruña; y Lorena Díaz, de Carballo. Ellas han creado proyectos textiles muy distintos, pero con unos valores en común.

«Creo que todas compartimos el pensamiento de transmitir nuestra filosofía en nuestra marca. Si quisiéramos simplemente ganar dinero, nuestros proyectos habrían visto la luz mucho antes», explica Teresa delante de Carmen y Lorena que asienten. Ella estudió Turismo para posteriormente trabajar como gestora en una empresa de Arteixo, pero cuatro años después decidió emprender un proyecto en solitario y nació Claudina Romero: «Así se llamaba mi abuela [era de Baio, donde tuvo un negocio] y es una forma de homenajearla», relata Teresa. Es una empresa dedicada a la divulgación y producción de proyectos de moda sostenible. Algo que «va más allá de fabricar con materiales ecológicos o pagar adecuadamente a los trabajadores», matiza. Ahora, está inmersa en su firma Soesto Vida Atlántica, una marca especializada a realizar fundas para tablas de surf.

El caso de Carmen no tiene nada que ver con el de Teresa. Ella trabajaba en una multinacional del sector textil, pero tras ser madre decidió crear su propio negocio. «Era imposible conciliar, por eso me decidí a montar con mi hermana nuestra propia marca de ropa, ya que desde pequeñas era nuestra ilusión». En su caso «el ser madres ha sido determinante, porque si no tuviéramos nuestro propio negocio no podríamos seguir trabajando en moda», afirma. Entre las dos han creado Mímico Kids, una firma para niños de entre 0 y 5 años, y orientada a preservar los recursos naturales del planeta. «Trabajamos desde casa y así podemos conciliar mejor la vida familiar con la profesional», explica. Para la confección de sus prendas usan «fundamentalmente algodón orgánico y para los estampados tintes ecológicos», relata Carmen.

El caso de Lorena es diferente. No tiene hijos y «precisamente por eso he podido cambiar de vida», manifiesta. Una circunstancia que comparte con Teresa. Antes de montar Cucubox, Lorena ejercía a tiempo completo de nutricionista. «Pero decidí apostar por lo que creo», expone. Su empresa es quizá la apuesta más original de las tres. «Cucubox es una caja, o un juego que sirve para que cada persona diseñe. Cada caja lleva una prenda junto a unos stickers para que cada uno de rienda suelta a su creatividad», aclara. Tanto las prendas como las pegatinas «están hechas con materiales sostenibles y lo bueno es que los stickers no dejan ninguna marca. Así que se puede ir cambiando el diseño continuamente alternando unas pegatinas por otras», matiza.

«Casi no hay ayudas para emprender y tampoco sabes por dónde tirar»

Para llevar a cabo sus proyectos, estas tres mujeres tuvieron que hacer frente a muchas complicaciones y trámites. «Casi no hay ayudas para emprender y además tampoco sabes por dónde tirar», comenta Carmen. En su caso «nos ayudó mucho María Almazán de la empresa de moda ecológica Latitude. Ella nos orientó y gracias a eso supimos cómo empezar», explica. Precisamente, para cubrir esa carencia Teresa decidió «centrar los esfuerzos en Claudina Romero, que es una empresa de divulgación y producción de moda sostenible». Para ella «el problema va más allá de las subvenciones, que sí hay algunas, pero faltan programas de apoyo para orientar a los emprendedores», matiza. Por su parte, Lorena aclara que «a mí Teresa fue quien me orientó en todo, gracias a ella pude empezar porque no es fácil», relata.