«En Alemania, en tres meses, xuntei 32.000 pesetas para a moto»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

Alfredo Periscal tuvo una breve y exitosa vida como corredor motociclista, cuando las carreras eran un fenómeno en Carballo

18 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La foto. La imagen corresponde a la entrega de premios de una competición del año 1963, un trofeo de San Cristovo que, como siempre, se celebraba en el Campo da Feira, el de la feria del ganado, que hoy ocupa en Fórum. Entonces tenía terreno irregular y muchos árboles. Había ganado Vilanova, y Alfredo Periscal, también en el podio, recoge su copa. Se la entrega el alcalde, Gregorio Chillón de la Fuente (ocupó el cargo 27 años, desde 1940), en presencia del párroco, Venancio Ruano García; el capitán de la Guardia Civil y otras autoridades. Entre el público, muchos personajes conocidos, bastantes de ellos ya fallecidos.

BASILIO BELLO

El protagonista. Alfredo Periscal Lamela, «Bedo», recoge su copa, una de las varias que ganaría en los menos de dos años que corrió. En esta prueba, la primera en la que participó, lo hizo con una Montesa prestada por «Paco de Cereo». Disputaba el Trofeo San Cristóbal: motocrós con motos de calle, pero le quitaban los guardabarros. Al año siguiente ya quedó el primero, pero se casó y antes de Navidad lo dejó. Entonces ya tenía una Lube Renn. Pero acabó dejando de lado las motos y se centró en los coches. El apodo de Bedo, por cierto, lo heredó de un primo suyo, ebanista, al que llamaban así. Emigró para Alemania y en seguida le buscaron nuevo portador.

La historia. A Alfredo Periscal, que cumplirá 75 años en mayo, ya de pequeño le gustaban las motos. Pero no era fácil tenerlas, y eso que a él se le daban muy bien. Incluso para quedar entre los primeros en una carrera tan importante en la época como la del trofeo que se organizaba por las fiestas de San Cristovo tuvo que pedir una prestada. «A miña nai non ma quería mercar. Así que marchei para Alemania e, en tres meses, xuntei as 32.000 pesetas que custaba a moto, caco incluído, dos grandes. Marchei o 15 de agosto de 1962 e volvín o 22 de decembro dese ano. E non regresei máis». No le gustaba: «Se facías alí a vida de aquí non aforrabas nada. E eu aforrei todo». Trabajaba de mecánico tornero, su oficio. Más que para competir, quería la a moto para ir de fiestas. La primera fue una Ducati 125, que revendió en A Tablilla; la segunda, una Montesa 175, que acabó en Sada. Y más.

Recuerda las carreras en las que compitió, como aquella de A Coruña del 15 de agosto de 1964, en Riazor, de la que regresó con tres copas. O en San Ciprián de Lugo: «Quedei primeiro en Rexional, pero aínda estou esperando pola copa». A finales de 1964, lo dejó. «Non me deu pena. Os soldos eran pequenos. Eu gañaba 3.000 pesetas ao mes, dáballas á miña nai, e ela dábame a min 1.500 cada semana». Tampoco lo echaba para atrás el riesgo: «Cando corría, nunca tiña medo».

Respiró motor desde niño. Su padre, taxista, había sido chófer de Jacinto Amigo Lera, empresario y alcalde. Alfredo fue mecánico y taxista, un coche en Carballo y otro en Malpica. Desde 1975 tuvo un taller 25 años, en A Cristina. Después, grúas Bedo. Y también fue conductor de camión. Pese a sus éxitos motorísticos, donde más trofeos logró fue en tiro al plato y al pichón.

Alfredo fue testigo de una época dorada del motociclismo en Carballo, en cuyo impulso tuvo mucho que ver el empresario Manuel Rega Morales. Los aficionados conocieron a pilotos nacionales importantes como Jesús Sáiz o Pedro Pi, y a locales como Vilanova (muchos triunfos), Barona, Recarey, Borrazás, Cancela o Millán.