La temeridad al volante regresa a la movida nocturna carballesa

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

Un veinteañero irá a juicio el martes porque al sorprenderlo la policía trató de escapar

25 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Parecían ya prácticas del pasado, olvidadas entre una juventud cada más consciente de los riesgos que entraña la conducción, pero este viernes por la noche ha vuelto a quedar demostrado que no es así y que todavía queda gente que encuentra su peculiar forma de diversión o de alcanzar notoriedad en utilizar los vehículos como un juguete en la vía pública, con el riesgo que eso entraña para sí mismos y para el resto de usuarios.

Al filo de la una de la madrugada, la Policía Local de Carballo recibió una alerta vecinal, porque en el entorno del instituto Monte Neme había varios turismos, cuyos conductores se dedicaban a realizar trompos, arrancadas y todo tipo de maniobras arriesgadas que, además, con el ruido de los neumáticos y los motores, perturbaban el descanso de los residentes de esta zona, muy alejada del centro de la movida nocturna carballesa.

Las informaciones manejadas por los agentes apuntaban a la participación de varios vehículos, tres concretamente, como supieron después. Al dirigirse hacia el punto, la patrulla ya se cruzó con un pequeño utilitario de la marca Peugeot, de color blanco. Circulaba a una velocidad, ya a simple vista, muy superior de lo admisible en un entorno urbano. Los policías encendieron las luces rotativas y las sirenas para darle el alto, pero el automovilista, en lugar de atender a las indicaciones de los agentes, trató de escapar. Ya en la calle Violetas hizo caso omiso de la señal que le obligaba a ceder el paso y continuó con su actitud presuntamente temeraria por la avenida da Cristina y la calle Buenos Aires. De hecho no fue hasta la altura de la calle Ecuador, recorridos casi dos kilómetros con la policía detrás, cuando los funcionarios lograron interceptarlo y consiguieron que se detuviera.

Para sorpresa de los funcionarios, el joven, un vecino de Rus de 20 años, que responde a las iniciales J. G. D. y no tiene antecedentes de ningún tipo, se encontraba en pleno uso de sus facultades, ya que dio negativo tanto en la prueba de alcoholemia como en el test de drogas. Es más, según le explicó él mismo, actuó de esa manera porque le quedaban únicamente dos puntos de su permiso de conducir y temía que si los policías lo denunciaban iba a perderlos. Así, probablemente los mantenga, pero las consecuencias a las que se expone son bastante más graves porque el martes tendrá que comparecer en los Juzgados de Carballo por un delito contra la seguridad del tráfico y por conducción temeraria. Además de por poner en riesgo su seguridad, la de los otros tres jóvenes que le acompañaban en el coche y fueron identificados, al margen de la del resto de usuarios de la vía, también deberá responder por hacer caso omiso de las indicaciones de la autoridad. La pena más habitual en estos casos, siempre que haya conformidad y no se aprecie reincidencia u otros agravantes es de ocho meses de privación del derecho a conducir, además de la sanción económica, aunque la retirada del carné puede llegar hasta los dos años.

Aunque este tipo de incidentes han descendido en los últimos años, siguen existiendo puntos especialmente complicados, como la carretera de Razo y la explanada de la playa que, como denuncian los vecinos, siguen siendo utilizadas por algunos como sus particulares pistas de rali. El diciembre del 2016 un vecino de Buño fue condenado a 16 meses de cárcel por conducir de manera temeraria por el centro de Carballo e incluso embestir al coche de la policía, en agosto del 2015 fue interceptado el conductor de un Calibra junto al balneario y dos meses antes otro joven en la calle Fomento.

Interceptado un coristanqués que conducía haciendo eses por la rúa Pan y dio 1,04 de alcohol

La noche del viernes, en la que cientos de personas disfrutaban con total normalidad del ocio nocturno carballés no fue precisamente tranquila en el cuartelillo de la Policía Local porque, ya a primera hora, sobre las 22.00, los agentes tuvieron que llevar a su casa a una mujer que, en evidente estado de embriaguez, estaba alterando el orden en un bar. Sin embargo, el incidente más grave, al margen de las maniobras temerarias frente al Monte Neme, se produjo sobre las cinco de la madrugada. Un vecino de Coristanco de 39 años, que responde a las iniciales P. A. M. circulaba en zig-zag e invadiendo el carril contrario con su Peugeot 306 por la calle Pan. Los síntomas de que iba bajo los efectos del alcohol resultaban más que notorios y el test lo confirmó. Dio 0,94 en la primera prueba, y 1,04, en la segunda, cinco veces más de lo permitido, con lo que el martes deberá comparecer también en los Juzgados de Carballo acusado por un delito contra la seguridad del tráfico.