«Carballo ocupa un gran sitio en mi corazón, a los holandeses les encanta»

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana Garcia

El exjugador del Compostela en 1999 pasa sus vacaciones navideñas en Carballo

03 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las Navidades siempre son motivo suficiente para hacer un hueco en la agenda y visitar a la familia. Así le ha sucedido al holandés Peter Hockstra (1967, Assel) que, casado con la carballesa Ana Blanco, ha aprovechado estas fechas para visitar Galicia, la tierra que lo vio crecer como jugador del S. D. Compostela cuando estaba en Segunda División y que le regaló al amor de su vida. Su actual trabajo, asistente de entrenador del F. C. Groningen, un equipo holandés que juega en la primera división de la liga Eredivisie, no le permite venir tantas veces como quisiera.

-Tiene una trayectoria muy larga en los terrenos de juego.

-Desde los 14 años estoy metido en el mundo del fútbol. Con esa edad me apunté en una escuela y, desde entonces, no he parado. A los 18 me introduje en un equipo en el que fui aprendiendo durante cinco años, el mismo en el que estuvo el brasileño Rolando. Luego, di el salto al Ajax, equipo donde estuve dos años y que fue campeón de la Europa League. Pero a los 25 años, una lesión en la rodilla me impidió jugar como antes, por lo que por medio de un amigo holandés que jugaba en el Compostela decidí venirme a España.

-¿Cómo recuerda esa etapa en Galicia?

-Muy buena. Cumplí el sueño de mi vida, que era jugar en el fútbol español. Para mí, el mejor del mundo. Aunque iba a competir en Segunda División, la idea inicial era pasar luego a un equipo de Primera. En este equipo jugué de extremo derecha durante una temporada (1999-2000). Aunque no marqué muchos goles y fue un año malo para el Compos porque tenía muchos lesionados, fue una experiencia muy enriquecedora. Era una división inferior en comparación con la que yo jugaba en Holanda, pero pude comprobar que en el fútbol español el nivel que hay en Segunda es mucho más alto que el de Holanda, con jugadores muy buenos. Al final de la temporada me marché porque el Compos tenía problemas económicos.

-Además, conoció a su mujer.

-Si. Ese fue otro de los mejores momentos que me regaló mi paso por España. No jugaba todos los días al fútbol, salía también (risas). Y así es cómo conocí a mi mujer Ana. Llevamos ahora dieciocho años juntos y tenemos dos hijos. A la más grande le pusimos de hecho un nombre muy común en España: María (risas).

-¿Cómo continuó su vida desde entonces?

-Nos vinimos a vivir a Assel, mi ciudad natal, y jugué tres años con un equipo de Inglaterra, pero una lesión en la espalda me obligó a retirarme del fútbol con 31 años, muy temprano. Así, empecé a entrenar a la cantera del F. C. Groningen y allí estuve durante diez años, hasta que desde hace dos, di el salto al primer equipo como asistente de entrenador.

-¿Es este el logro más importante de su vida profesional?

-Sin duda. Puede que algún día llegue a ser el primer entrenador del equipo, quién sabe. Pero estoy feliz porque me gusta mucho trabajar con chicos de 18 y 20 años.

-¿Disfruta más como entrenador que jugando?

-Es difícil responder esta pregunta. Para mí lo más importante es poder trabajar todos los días en el campo.

-¿Traslada técnicas del fútbol español al holandés?

-Por supuesto. Cojo muchas cosas. La última, el fútbol 7. Aquí en Holanda no se practicaba. Me gusta la creatividad y libertad del fútbol español. Sobre todo, ver cómo tantos niños se reúnen en la plaza del Concello para jugar al fútbol. Eso en Holanda se pierde, siendo que aprender en la calle es lo más importante. Lo que me sorprende de Carballo es que hay mucho deporte para los niños.

-¿Echa de menos Carballo en su día a día?

-Carballo es un lugar muy especial para mí. Ocupa un gran sitio en mi corazón. Muchos holandeses vienen y les encanta. La comida es fascinante.