«Chorei tanto cando perdín a farmacia como no día que morreu o meu pai»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana Garcia

Después de treinta años, Santiago Ramiro por fin ha logrado cumplir su sueño de asentarse en Carballo

04 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace poco más de un mes que Santiago Ramiro, bergantiñán de 1961, ha cumplido el gran sueño de toda una vida: comprar una farmacia en su Carballo natal.

Cuando era joven y estaba aún indeciso acerca de su futuro, su padre les propuso a sus hermanos y a él formarse en farmacia y así poder regentar una entre todos. «Ao final eu fun o único que acabei estudando iso, porque os meus irmáns decantáronse por outra vía: un fixo veterinaria, outro relacións laborais e o outro rexenta un establecemento de bebidas», explica. El proceso, sin embargo, no fue todo lo fácil que a él le hubiera gustado, pues su padre contrajo una grave enfermedad en el camino y tristemente falleció cuando todavía Santiago no había terminado sus estudios en la universidad.

«Pausei uns anos a carreira, pero a miña nai convenceume de que seguira, porque era o que a meu pai lle tivese gustado, verme licenciado e co meu propio negocio», recuerda el carballés, que no finalizaría su formación hasta los 29 años. Entonces fijó su atención en una farmacia de la localidad para intentar comprarla, pero finalmente no fue posible. «Chorei tanto cando a perdín como o día no que morreu meu pai», reconoce.

En Pontevedra

En ese momento decidió redirigir su carrera hacia el sector de las comerciales veterinarias, en el que estuvo inmerso durante más de 25 años. Y no le fue mal, de hecho abrió sucursales en varios puntos de Galicia, pero la espinita de ser farmacéutico seguía ahí. Es por ello que cuando vio la ocasión de hacerse con una botica en el municipio de Rodeiro (Pontevedra), no se lo pensó. Allí estuvo los últimos doce años, hasta que la oportunidad de su vida se le presentó ante él. «A miña filla está a piques de acabar a carreira e, cando vimos que se vendía a farmacia da Luis Calvo Sanz, decidimos vir e asentarnos de novo en Carballo». Allí está desde hace poco más de un mes, «e non podería estar máis feliz». Tanto, que incluso se emociona al imaginar la reacción de su padre si pudiese verle: «Isto é o que sempre quixo, e por fin o puiden cumprir».

Apunta que disfrutará del placer de ser jefe cuatro o cinco años para después cederle el lugar a su hija: «Hai que darlles oportunidades para medrar aos máis novos, cederlles o noso lugar cando chega o momento. O que non se pode facer é agardar aos 100 anos para deixarlles a herdanza, e que teñan que agardar ata a xubilación para poder desfrutala. Nós, por exemplo, temos outro rapaz ao que tamén fixemos o esforzo de conseguirlle unha farmacia para que fose independente», explica Santiago.

En la actualidad, además de su hija trabajan en el negocio otras cuatro farmacéuticas, que han mantenido su puesto tras la jubilación de la anterior responsable. «Somos maioría feminina e eu non podería estar máis satisfeito». A la hora de elegir a su plantilla, no se fija en ningún tipo de discriminación -ni positiva ni negativa-, pero confiesa que, tras años siendo empresario, se queda con el sector femenino. «Unha cousa é innegable, no que se refire a eficacia e responsabilidade, as mulleres destacan moito máis. ¡Síntoo polos homes, pero é a verdade!».

De los altibajos vividos en los últimos treinta años se queda, sin duda, con el buen sabor de boca final y con el orgullo de su madre: «Miña nai emocionouse tanto ou máis ca min de ver este soño cumprido». Santiago es, sin duda, un claro ejemplo de que ser tenaz es, al fin y al cabo, como apostar al caballo ganador: un triunfo asegurado.