Numerosos árboles taponan el curso natural de los ríos

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana Garcia

El abandono de los uso en el medio rural también se nota en los cauces. Si viene un invierno lluvioso se notará en las crecidas

20 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A estas alturas del año, con una sequía tan potente que casi ni se notan las lluvia de las dos últimas jornadas, pensar en un invierno lluvioso parece muy aventurado, pero si se cumplen los ritmos anuales, así deberá ser. Incluso con crecidas, como las que hubo el año pasado (el actual, apenas) con todos los problemas que eso genera. Uno de los factores que ayuda a evitarlas es tener los ríos limpios, pero eso no siempre se consigue. Las personas (cada vez menos) que habitualmente caminan por las ribeiras, y no solo las que usan los senderos habilitados, están viendo cada vez más madera sobre el agua. De árboles vivos y secos, que en todo caso taponan los cauces. Ahora da lo mismo, pero de cara al futuro, no. Entre el puente de Bértoa y A Cheda, en Carballo (por ejemplo), un usuario habitual como Ricardo Vilas cuenta varios puntos prácticamente tapados. No es el Anllóns el único río que adolece de este mal, claro. Prácticamente en todos. David Gómez, presidente de Río e Mar, identifica varios lugares así en el entorno de Grande. Y en todos los demás, grandes y pequeños. «Se o pequeno non está ben, o grande tampouco», resume Gómez. Su entidad lleva ya un tiempo con limpiezas. Pedro Añón, de la sociedad de pesca de Coristanco, anuncia las suyas para enero.

La situación es la que es por el progresivo abandono de los usos del medio rural. Antes se cuidaba la vegetación de ribeira; ya no. O menos. Algunos de quienes lo hacen optan por dejarlo porque todo, hasta la tala de abeneiro, requiere de permiso. Medio Ambiente, Augas, la supervisión de los agentes... Meterse en pleno cauce a limpiar islas de tierra ya sería un problema aparte. Son normas necesarias (para plantar también hacen falta permisos), pero huyen de ellas quienes no están acostumbrados a la burocracia. Y en la franja de 5 metros no hay manera de escaparse. Otra cosa es quitar los troncos secos (y las especies exóticas invasoras): al menos es un trabajo que resulta fundamental. La peste de los abeneiros ha incrementado su número de manera notable.