Un marinero de Carballo y su hijo desaparecen al hundirse el «Frank-C»

La Voz

CARBALLO MUNICIPIO

TINO VIZ

El accidente marítimo ocurrió a principios de octubre 1991

02 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El 2 de octubre aviones británicos y varios pesqueros buscaban a 240 millas al noroeste de Escocia a los 16 tripulantes del palangrero Franck-C que se había hundido horas antes. Quince de los marineros eran gallegos y entre ellos estaba el único superviviente, el malpicán Gerardo Pérez Pose, además de dos carballeses, de los que nunca más se supo. José Antonio Rodríguez Marta tenía 16 años y había conseguido el trabajo gracias a su padre, José Antonio Rodríguez Verdía, que tenía entonces 35 años. Era el segundo viaje del chico, que había conseguido el empleo solo cuatro meses antes.

Sus cuerpos nunca fueron encontrados y su viuda y madre, María José Marta, tuvo que asumir con el paso del tiempo que nunca tendría tumbas a las que llevar flores.

Días después de la tragedia se celebró un funeral en la iglesia de San Xoán Bautista, que se llenó de gente, pero hubo muy poco apoyo para los familiares, con la complicación añadida de que los cadáveres nunca fueron hallados, por lo que cobrar la pensión de viudedad se convirtió en un vía crucis.

La noticia del siniestro la comunicó el barco danés Nuja Ittuk al Centro Nacional de Coordinación del Salvamento Marítimo después de recoger un bote salvavidas en el que estaba el patrón de costa malpicán, que fue el único que salió vivo del naufragio.

El superviviente explicó que el buque se hundió rápidamente, sin que diera tiempo a lanzar una llamada de socorro y que había visto otros marineros en una lancha salvavidas como la suya, pero nunca fueron encontrados.

Con motivo de ese naufragio UGT solicitó más dureza en cuestiones de seguridad, porque el rastreo de salvamento se inició 30 horas después de que el superviviente diera noticia del accidente, cuando fue encontrado.

Por la narración del superviviente, hubo un problema con el motor del palangrero y el mal tiempo hizo empeorar las cosas, pero nunca se llegó tampoco a encontrar el barco.