Javier Lara: «'La ternura' es una obra ágil, con mucho juego»

La Voz

CARBALLO MUNICIPIO

Comedia romántica de aventuras con estilo shakespereano: es la propuesta para hoy del FIOT carballés. Así habla de ella Javier Lara

30 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy • 20.30 • Pazo da Cultura de Carballo • 15 euros • Entradas en taquilla 90 minutos antes de la función • El FIOT carballés encara esta noche su segunda función de teatro de sala. Sobre el escenario, La ternura, una obra escrita y dirigida por Alfredo Sanzol, uno de los grandes dramaturgos de la actualidad. El espectáculo es una producción de Teatro de La Ciudad y Teatro de La Abadía y lleva de sobrenombre Una comedia de leñadores y princesas. Está inspirado en el mundo de las comedias de Shakespeare. La base: una reina algo maga hace naufragar el barco en el que va con sus dos hijas para evitar que se casen por obligación: acaban en una isla, pensándola desierta, pero descubren en ella a un leñador con sus dos hijos, huyendo de las mujeres. Así empieza esta comedia romántica de aventuras en la que, por encima de todo, hay ternura. ¿Podemos protegernos del dolor de las relaciones amorosas? ¿Cuánto importa la ternura en la vida del ser humano? Uno puede hacerse estas preguntas con la obra, en cuyos diálogos, por cierto, se hallan los títulos de las 14 comedias de Shakespeare. De la función charla Javier Lara, uno de los actores, quien vive además un año muy audiovisual: acabó el rodaje de la serie Gigantes, forma parte del de la película El Reino y, en breve, empezará con el de la tercera temporada de Vis a Vis.

-¿Qué nos puede avanzar?

-La base de La Ternura es una especie de trabajo de investigación de todas las comedias de Shakespeare, pero revisadas por el director y los actores. Hemos estado un año haciendo talleres, unos ocho, y de ahí ha ido saliendo el argumento de esta función, que se parece a todas, pero no es ninguna de esas comedias. No es una versión, sino un perfume de todas ellas juntas. Digamos que la manera de hacer es muy contemporánea, aunque sean las formas clásicas. Alfredo Sanzol trabaja con conceptos y el de la ternura es el que para él está más en los conflictos que ocurren en la función. En definitiva, fue una gran tarea, pero al haber tanto material del que tocar fue un disfrute hacerlo.

-Estrenaron en abril, en Madrid. ¿Cómo les está yendo la gira?

-Sí, estrenamos en el Teatro de La Abadía, coproductora del espectáculo y que también nos dio parte de la residencia para la investigación y creación de la función. Se estrenó allí, estuvimos mes y medio o dos meses, y después iniciamos una gira en verano que paramos en septiembre y que ahora retomamos, por el momento hasta abril. Está yendo fenomenal, la respuesta del público está siendo maravillosa en todos los sitios a los que vamos. Próximas paradas serán Córdoba, Aranda del Duero, Bilbao, Granada, Sevilla, Las Palmas, Valladolid, Valencia...

-Usted ya ha pasado por el FIOT. ¿Qué recuerdos guarda?

-Estuve en Carballo con una obra de Pablo Messiez, Los brillantes empeños, con otra compañía. Mi impresión fue entonces maravillosa, nos recibieron estupendamente y me parece además una programación súper inteligente. Me sorprendió, porque yo no conocía Carballo, y no es Barcelona ni Madrid ni siquiera A Coruña, pero ahí tienen un festival muy bien armado, con lo mejor de lo que se está haciendo en el panorama teatral nacional. Ponen mucho interés en que tenga repercusión más allá del propio Carballo.

-¿Qué supone trabajar con Alfredo Sanzol? ¿Un honor?

-Alfredo es uno de los mejores directores, con los que más a gusto, divertido y profesional se trabaja ahora mismo. Igual que Pablo Messiez, de los mejores. Somos amigos, como una familia, y es fácil.

-Hablan de «La ternura» como una comedia romántica, pero también hay dramas...

-Sí, por supuesto. En concreto, mi personaje, el leñador Azul Cielo, vive un drama. Es un niño mayor, que lleva 20 años encerrado en una isla, que no conoce mujeres ni persona que no sea su padre o su hermano. Se relaciona con los animales, en un contacto muy esencial con la naturaleza. Llegan a la isla unas mujeres, que se disfrazan de hombres, y a él le cambia totalmente la visión de la vida. Se enamora de un hombre, que en el fondo es una mujer: descubre el amor, sufre mucho ante la prohibición de su padre.

-¿Cómo es para vosotros la obra sobre el escenario? Son 120 minutos de espectáculo.

-Es una obra muy movida, que requiere de una intensidad y una energía muy alta, pero al mismo tiempo es muy lúdica, tiene mucho juego. Es muy ágil. Nos suelen comentar al final que, aun siendo dos horas, pareció una. Hay mucho juego de puertas...

-¿Qué sensaciones ven entre el público cuando acaba?

-A mí, lo que más me llama la atención es que ves gente que está emocionada, incluso lagrimosa, pero a la vez contenta. No es algo que te destruya, sino que te sensibiliza, te da, precisamente, ternura. Una mezcla de sentimientos y sensaciones, la esencia de lo que, creo, Alfredo quería transmitir.