Pasión por Coca-Cola: más de 800 botellas de todo el mundo

Sheyla Bermúdez / S. G. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

Un carballés tiene cascos de todo tipo, alguno de más de un siglo. El valor ronda los 25.000 euros

01 sep 2017 . Actualizado a las 07:52 h.

Chus Arán (1963) guarda en su casa de Carballo más de 800 botellas de Coca-Cola, procedentes de numerosos países.

La afición es reciente, y rápida. Todo empezó hace unos ocho años, cuando le regalaron unas botellas en A Coruña. «Eran tan bonitas e impactáronme tanto que a partir de aí funas xuntando. Algunhas regálanmas e outras consígoas a través de intercambios con xente de outros países», explica. En Facebook hay varios clubs de coleccionistas, según explica. Parece sencillo, pero todo tiene sus normas y su mecánica. Cada país tiene el suyo y al que le interesa unirse le hacen una acreditación como la que tiene Arán. «Teño o carné de coleccionista de España. Logo, ti dislle que tes determinadas botellas repetidas e eles teñen outras que che interesan a ti, e despois xurde o intercambio», señala. Aunque cambiar una botella es inviable porque cuestan mucho los portes, los coleccionistas se las ingenian para hacerse con todas las botellas posibles.

Botellas, sin ser repetidas, tiene 850. Unas las guarda en estanterías y otras en el garaje. Además de esas, almacena 400 más repetidas para hacer intercambios. Ya casi no tiene espacio. «A miña idea era ter unha casiña na que ter todo colocado en estanterías. De momento gardo as que me collen na casa e as outras no garaxe con papel burbulla para que non se raien», comenta Arán. Hai botellas que tienen 50 años, botellas de 1905, botellas de China, Singapur, Argentina, Colombia, Turquía, Marruecos, Brasil, Egipto, Malasia, África… «As máis bonitas veñen de Turquía pero a miña preferida é a cola do País Vasco, E.H.Kola, que a sacaron os de HB para financiarse, pero ao pouco tempo cancelárona e eu tiven sorte de facer con unha. Chegaron a ofrecerme 1.500 euros por ela, pero non a vendo».

Conseguir que todas las botellas lleguen llenas no es tan fácil. Arán dice que, dependiendo del país, puede ser que vacíen el líquido y manden la botella vacía con la tapa puesta. «Veñen de sitios onde é moi problemático que cheguen cheas, como Colombia. De vir con líquido, é unha casualidade que pasara o escáner ou que o señor de turno a deixase pasar». Otras están vacías porque nunca llegaron a estar a la venta.

En Carballo, además de Chus, hay al menos otro vecino que colecciona este tipo de botellas, a las que añade chapas de Coca-Cola, vasos... En total, que él tenga identificadas, hay una decena de personas en Galicia coleccionistas de botellas. «Dous en Carballo, dous en Vigo, un en Ordes e tres ou catro na Coruña. O máis grande está en Barcelona». Asegura que no es un buen momento para los coleccionistas porque hay gente que se lucra con ello. «Van a Suíza e compran 30 botellas e véndenas a prezos moi altos», señala. El insólito mercado alternativo.

«Este ano fixen algunha colaboración con comisións de festas. Se teño 200 repetidas, véndollas para que lle poñan unhas letras e as vendan nas festas para sufragar os gastos. Tamén lle propuxen á presidenta da xunta do cancro facer unha exposición para recadar cartos, cunha entrada que sexa un donativo», afirma.

A pesar de que su familia no está muy contenta con tener la casa llena de botellas de Coca-Cola, Arán sigue completando su colección poco a poco. Atesora botellas de aluminio, de plástico, de cristal...

Entre ellas hay algunas conmemorativas como la del décimo aniversario del hundimiento del Prestige, la Torre de Hércules o la catedral de Santiago. En total, su colección tiene un valor de más de 25.000 euros. «Para conseguir algunha, volvinme tolo. Hai que ir cambiando con paciencia e calma. Hai xente que paga 500 euros por unha botella, pero así non ten gracia».

Su recipiente favorito lo logró en el País Vasco, la excepción a la marca americana