Rotondas con vida vegetal, y cada vez mayor, en la Costa da Morte

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

BASILIO BELLO

Son pocas, y en general de escasa entidad, pero suponen una evolución estética

17 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo, y además no hace tantos años, en los que las rotondas existentes en la Costa da Morte se contaban con los dedos de las dos manos. Cada una que se construía suponía toda una novedad (y eso que los viajeros habituales estaban acostumbrados a verlas por todas partes), y hoy forman parte del paisaje urbano de toda la comarca. Ya no llaman la atención, salvo por dos detalles. Uno, que algunas se cuidan más bien poco. Y otro, que a estas alturas numerosos conductores aún no tienen del todo claro cómo hay que tomarlas.

Al contrario de lo que ocurre en numerosos dos puntos del resto de Galicia y, desde luego, del resto de España y sobre todo Europa, la funcionalidad prima sobre la decoración: girar, y punto. Esculturas como la de Facal, en Carballo, o incluso la piedra de Carreira, en Zas, son la excepción. En otras partes prima el cuidado de jardines o monumentos. Aquí, no, ya bastante es tomarla por el sentido correcto. Ocurre que, poco a poco, va apareciendo vida vegetal en algunas que, por lo general, tienen poco tránsito, con una excepción: la de Bértoa, en Carballo, que da enlace a la autovía y el polígono desde la AC-552. Veremos si el tiempo deja crecer a ese carballo. Otras responden más bien a vía que se hicieron sobre terrenos particulares, y se ha mantenido un mínimo elemento decorativo. La más reciente es la del San Martiño, en Carballo. No lejos, río arriba, junto al Bosque do Añón, hay otra un tanto peculiar. Y en Baio, en O Chamberín, su utilidad es casi monumental: es una finca privada para todo.