Carballo se rindió a las bicicletas en una jornada de disfrute colectivo

Xosé Ameixeiras
a. lavandeira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Gran cantidad de niños se sumaron al pelotón, formado por unas 600 personas

05 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La 24.ª edición del Día da Bicicleta de Carballo fue una fiesta. El cielo estaba encapotado y unas nubes negras amenazan con mojar la mañana. Por la noche había llovido, pero a medida que se acercaba el inició el recorrido fue clareando y la Praza do Concello se llenó de ciclistas de todas las edades. La ilusión hervía debajo debajo de los plátanos carballeses. Los niños, que tuvieron un comportamiento extraordinario, esperaban con ansiedad la salida.

Pasadas las once, el inmenso pelotón se puso en marcha. Siguió por Gravador Facal, Vila de Negreira, O Ferradal y Fondal, donde hubo que hacer un reagrupamiento porque los participantes eran tantos que se habían dispersado. Continuó por la Ponte de Bértoa, Añón y la calle Teixos. Cuando la cabeza iba por Añón, la cola aún se veía por la Vila de Negreira. En el acceso a la zona de As Labradas hubo que hacer otro agrupamiento. La Policía Local y Protección Civil, que estuvieron en todo momento atentos al discurrir de la marcha, contaron con la inestimable colaboración de los jóvenes corredores del Club Ciclista Carballo, que se colocaron en muchos cruces para reforzar la seguridad.

Luego, los ciclistas recorrieron ágiles las calles Berdillo, Sol, Martín Herrera, cuando la gente ya se preparaba para la misa; Praza de Galicia, Ponte, Perú y Centro Comercial Bergantiños Gadis. En este punto tuvo lugar el avituallamiento, con agua y barritas energéticas, y un respiro para conversar sobre la evolución de la marcha. La seguridad fue el tema de este año.

El recorrido continuó por Ponte da Pedra, Dalias, Mirtos, Camiño da Autopista y Os Vilares, con otra parada para romper la dispersión. Siguió por Fonte Caldeira, Buxos, Mirtos y Malvas. Por donde pasaba, el pelotón despertaba la admiración de la gente que miraba desde las aceras o desde las ventanas. Se admiraba, sobre todo, por la alta participación infantil. De nuevo hubo una pequeña parada para hacer el último trayecto con el pelotón bien junto antes de reanudar la marcha por las calles Fábrica, Poñente, Perú, Enrique Sánchez, Ánxel Fole, Valle Inclán y Colón.

Ya en la plaza de nuevo se llevó a cabo el sorteo de regalos. Este año, la bicicleta de La Voz fue para un niño de siete febreros, Jaime Iglesias Camarero, que se fue feliz con la máquina.