Los fuegos del Monte do Carme generan peligro y un enorme gasto

CARBALLO MUNICIPIO

CRISTINA VIU

Un incendio con 8 focos junto a las viviendas requirió de tres horas para apagarlo

11 abr 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Nadie viene de fuera a prender los tojos en el Monte do Carme de Carballo, junto al río Rosende. Todos los años hay cientos de focos, fuegos que queman superficies pequeñas, pero que cualquier día se van de las manos y provocan una tragedia. Ayer no fue ese día porque apenas había viento, pero a solo 50 metros del área quemada vive una familia con un bebé y solo una pista de cuatro metros separa la otra pequeña zona carbonizada de otra casa. Mientras el monte se quema los niños juegan fuera. Hace sol y están tan acostumbrados que ni siquiera se ilusionan con la llegada de los bomberos o del helicóptero.

La sesión de ayer en el Monte do Carme comenzó sobre las cinco de la tarde. En la parte alta, según comentaron un grupo de vecinos que seguían las evoluciones del helicóptero entre preocupados y entretenidos.

Hasta ocho focos hubo ayer. Algunos muy pequeños, pero en casi todos se perdió algún árbol. Más de tres horas emplearon los servicios de emergencia en sofocar todos los incendios, que se sucedían unos a otros y iban bajando hacia el río.

Llegó la brigada transportable que tiene sede en Santa Comba y un camión cisterna con una patrulla desde Vimianzo, además de los bomberos carballeses y Protección Civil. La multiplicación de los focos hizo que se optara por utilizar el helicóptero, que realizó al menos una decena de pasadas sobre el último foco, el de mayor tamaño y el más peligroso, porque era el que estaba más próximo a las viviendas y junto a un campo de maíz, en el que aún quedaban restos de la cosecha anterior. Era una zona de monte arbolado y lo que había prendido era el tojo. «Non queren limpar e prenden o lume, pero calquera día levan un disgusto», señaló un brigadista vimiancés.

Un mechero

De eso también saben en el Monte do Carme. Cuando se pregunta por el motivo del incendio de ayer y de los anteriores, todos tienen claro que fue provocado, aunque nadie viera nada. «Un mechero», es la explicación que ofrecía un joven al fuego que se extendía ante sus ojos.

También estuvo ayer en el Monte do Carme una patrulla de la Guardia Civil y el concejal de Obras e Servizos, Luis Lamas, que fue en busca de todos los focos, siguiendo las indicaciones de los vecinos, que coincidían en afirmar que esta vez el reguero comenzó en la parte alta. Por quemar, incluso quemaron el interior del abandonado campo de fútbol de A Grela.

Miles de euros, que cuesta cada hora de helicóptero, se fueron ayer con el humo y lo peor es que la situación volverá a repetirse. Ya lo saben incluso los brigadistas de Vimianzo, acostumbrados a este asentamiento. junto al río Rosende.

Hace solo unos días, en otro incendio, el viento roló de forma imprevista y hubo riesgo inminente para las casas, pero la situación se repitió apenas pasada una semana.

«Non o fan cando hai nordés», explicaba otro de los brigadistas. El fuerte y frío viento que en la zona coincide con los cielos despejados es muy mal compañero del fuego. Es seco y veloz, por lo que extiende de forma muy rápida los incendios y en un lugar con casas por todas partes eso supone un riesgo innecesario si la finalidad es eliminar el tojo.