«Estuve retenida en un aeropuerto»

Brais Capelán CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

CARMELA QUEIJEIRO

Compagina sus clases de Lengua con lecciones de español para inmigrantes sin recursos

05 feb 2017 . Actualizado a las 11:39 h.

La vida de María Dolores Rama Pico (Carballo, 1977) es una historia de idas y venidas que terminó con ella en Ribeira. Allí lleva diez años dando clases en el Instituto Número 1. «Me enamoré de un gaiteiro de aquí y tuve un hijo», así resume la carballesa el por qué decidió asentarse en Barbanza, pero lo cierto es que es una persona que siempre se ha implicado allá por donde fue.

Cuando terminó sus estudios de Filología Hispánica en Madrid decidió coger un avión y aterrizar en Míchigan (Estados Unidos). Allí se reunió en una particular colonia de Bergantiños formada por ella misma y la también carballesa Mercedes Tasende: «Fue ella quien me animó a dar clases de español en la Western Michigan University. Mientras impartía, también estudiaba un máster de Literatura Hispanoamericana», recuerda María. Dos años estuvo en América, pero el corazón la trajo de nuevo a Galicia: «Mi cultura y mi estilo de vida están aquí. Sabía que podía quedarme y hacer carrera en Míchigan, pero no quería pasar allí toda mi vida». De hecho, antes de poner fin a su periplo por Norte América, María pasó seis meses en México. «Fui a acabar el máster. Como los trámites eran lentos, se podría decir que entré ilegalmente en el país y daba clases de forma irregular», comenta. Llegó a ser amenazada con la deportación a su vuelta a Estados Unidos: «Estuve cinco horas retenida en un aeropuerto. Hoy en día, todavía sería peor».

De vuelta en casa, ella quería seguir estudiando, pero su madre le aconsejó que buscase también un trabajo. «Estaba algo desorientada en aquella época. Preparé las oposiciones para la ESO y, mientras, trabajaba dando clases de español a inmigrantes y gente con poca formación en una oenegé coruñesa», recuerda María. De una forma u otra, siempre ha acabado enseñando español, pues no sería la última vez que lo hiciese.

Tras un breve período de tiempo como docente en Cambre, María Rama consiguió una plaza fija en Ribeira como profesora de Lengua y Literatura en el Instituto Número 1. De nuevo, la dirección del centro le propuso dar clases de español a extranjeros: «Aquí hay mucha inmigración por la pesca y el objetivo principal de estas clases es que se integren en la comunidad. Es muy diferente a dar clases a universitarios, esta gente tiene una necesidad de trabajar y asentarse».

Además, María formó parte de la Asamblea en Defensa do Ensino Público de Ribeira. «Me gusta involucrarme en la comunidad. Formar parte de ella. El sistema educativo no está viviendo una buena época y decidimos formar este colectivo de forma independiente», señala.

Todo cambió hace tres años. Nació su hijo, «ribeirense de nacimiento pero carballés de corazón», como dice ella. Las prioridades también se invirtieron: «El bebé pasó a ser el centro de mi vida. Te acaba quitando mucho tiempo y tuve que dejar la asamblea y centrarme en él». Ahora, su hijo es su nuevo alumno aventajado y al que dedicar toda su atención.

«Cuando estaba en el Alfredo Brañas montamos un sindicato de estudiantes»

María Rama sigue acercándose «de vez en cuando» a su Carballo natal. Nacida en La Milagrosa, con cinco años su familia se mudó a la céntrica calle Colón. Comenzó sus estudios en el Francisco Franco, actual colegio Fogar. «No guardo muy buen recuerdo de aquella etapa, pues la mayoría de profesores estaban chapados a la antigua. Sin embargo, recuerdo que tuve uno, que se llamaba Miguel, que empezó a despertar mi gusto por la literatura», señala María, que también se nutrió de los conocimientos literarios de sus padres y hermano, al que estuvo siempre muy unida: «Es hermano mayor e influyó en muchas cosas en mi vida».

Después, estudiaría en el Alfredo Brañas y montaría entre los alumnos un sindicato. «Fue una etapa muy buena. Montamos entre varios un sindicato cuando estaba en el instituto. De hecho, uno de los más activos fue Daniel Pérez -que ahora es concejal carballés de Normalización Lingüística y Xuventude-. Recuerdo que fui la portada de La Voz cuando vino Fraga a inaugurar el Parga Pondal y los del sindicato nos manifestamos. Hubo una carga de la Guardia Civil y el fotógrafo me cogió forcejeando con un agente», recuerda la profesora carballesa.

Con la mayoría de edad, siguió los pasos de su hermano y se fue a estudiar Derecho a la Complutense de Madrid. «Tuve una crisis a los dos años. Decidí que no quería ser abogada y me cambié para Filología Hispánica», señala. A los siete años, concluyó sus estudios y emprendió su viaje a América, donde continuó, estudiando: «Incluso cuando volví quise continuar estudiando, siempre me ha gustado».