¿Son necesarios tantos campos?

Brais Capelán CRÓNICA CIUDADANA

CARBALLO MUNICIPIO

17 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie cuestiona que el fomento del deporte, sobre todo entre los más pequeños, es uno de los objetivos de cualquier Administración local. Pero es indudable también que en la época actual, con los graves problemas sociales derivados de la crisis, resulta cuanto menos sonrojante enumerar las cifras que se destinan a la construcción de campos de fútbol. Con esto no estoy diciendo que instalaciones como las del Sofán no merezcan un lavado de cara; al fin y al cabo, cientos de chavales agradecerán poder entrenar en un terreno decente y no tener que recurrir a otros campos del municipio como el de Cances.

Para ser más concretos y no herir sensibilidades sin motivo, habría que formular correctamente la pregunta a plantear, que sería la siguiente: ¿Es necesario un campo de fútbol por núcleo de población? En Carballo parece que sí. Al menos, la gran masa de jóvenes futbolistas así lo requieren, pues necesitan un verde sobre el que entrenar casi a diario y no tener que recurrir a campos comodín, cuyo estado deja mucho que desear. Pero hay otros concellos en los que el número de niños, y equipos en general, no invita a tener que invertir cientos de miles de euros en un nuevo campo. Todos somos conocedores de la gran tradición futbolística que existe en la Costa da Morte, pero ello no implica tener que renunciar a otro tipo de inversiones para saciar los caprichos de cada uno de los equipos de la comarca. No parece una obra primordial que Caión tenga su propio campo de fútbol, teniendo a escasos kilómetros el Municipal de A Laracha. Hay otros muchos ejemplos a tener en cuenta en el resto de la Costa da Morte, que deberían ser analizados con detenimiento para poder asimilar la cantidad de medios públicos que se destinan a equipos de fútbol.

Durante muchos años, la inversión en campos de fútbol e instalaciones para los equipos se antojaba prioritaria para muchos políticos empeñados en arañar votos utilizando la pasión y afición de la gente por el deporte rey. Cuando parece que se han superado los años más oscuros de la crisis, habrá que reflexionar a la hora de volver a poner en marcha estas prácticas. Habrá que estirar al máximo los recursos y, en ocasiones, destinarlos a servicios mucho menos populares -que no populistas- pero más necesarios, como pueden ser centros médicos, equipamientos para escuelas e institutos o la red viaria que atraviesa la comarca.

Claro que son necesarios los campos de fútbol en nuestros concellos, ya que cumplen una función lúdica y fomentan un estilo de vida saludable. Pero, antes de podernos a obrar como si no hubiese mañana habría que plantearse si lo que estamos haciendo es realmente una prioridad.