Paco Ardura, una vida a galope del cine

Fran Rodríguez / Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana Garcia

Casado con una carballesa, tiene una larga trayectoria vinculada a la gran pantalla

29 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Radio Voz Bergantiños abrió ayer sus puertas al cine. Hasta el estudio se acercó Francisco Ardura Rojo, Paco Ardura, (Madrid, 1933), y su hija Lorena. Ardura, casado con una carballesa, acaba de ser homenajeado por la Academia del Cine Español por su trayectoria profesional vinculada a la cinematografía. Es el primero de su ámbito con ese mérito: «Me ha precedido gente buenísima, pero no les llegó esto. He sido un afortunado», apunta. Ahora podrá participar en las nominaciones para los Goya. Quizás poco conocido por el gran público, sí lo es por los profesionales del sector, ya que ha participado en muchas películas, algunas con Goya y Óscar. Suyos son los caballos, carrozas y cuadrigas que hayan podido ver en numerosas ocasiones en la gran pantalla. Él es el propietario de Fort Bravo (Almería), donde se ha rodado más de un filme.

Fue en el 54, contó, cuando rodó la primera película, con Víctor Mature. Estaba en la mili en Larache y se apuntó como caballista: «Ahí me entró el venenillo y decidí cambiar mi vida para dedicarme al cine». De vuelta a Madrid, empezó a «hacer cosas». «De todo», porque llegó a ser jefe de producción. Le ofrecieron un puesto fijo como tal, en Canarias, pero ya se había iniciado en el mundo de los caballos y quiso seguir con su pasión. Trabajó 14 años para una empresa y se independizó después al lado de Juan Maján, para finalmente acabar tomando él las riendas del todo, ahora ya relevado en cierta medida por sus hijos, «aunque de esto nunca te retiras».

Ardura ha desarrollado su profesión al lado de directores como Spielberg, David Lynch, Sergio Leone o Anthony Mann. No obstante, si tuviese que quedarse con uno, sería con Enzo Castellari, con el que llegó a trabar amistad: «Tenía verdadera admiración por él. Para mí es el que mejor ha dirigido la acción, el que mejor ha manejado los especialistas y los efectos especiales», señala. Compartió trabajo y tiempo, asimismo, con Ridley Scott: «Los dos fumábamos puros Montecristo».

Los caballos de Paco han estado en películas como Gladiator y Braveheart, entre otras, y han causado sensación entre los actores. Recuerda una anécdota con Hurácan, un pura raza español negro que conquistó a Stallone, quien lo montaba en Rambo III. «Hubo que trasladar todos los caballos a Israel para el rodaje. Él estaba enamorado de Huracán. El productor me propuso que se lo vendiese, porque había que seguir con el rodaje en Nuevo México, e hizo tanta presión que al final accedí, pero después nos encontramos con la peste equina, por lo que no se lo pudo llevar. Huracán se tuvo que quedar aquí y después rodaría con Indiana Jones». El caballo de Curro Jiménez o el de Águila Roja también tienen el sello de Ardura. Asimismo, sus carrozas y cuadrigas han participado en filmes como La caída del Imperio Romano, Gladiator, Astérix y Obélix (en esta sale él mismo) o Golfus de Roma. La restauración de carrozas (hasta del siglo XVIII) ha sido por su trabajo una necesidad, pero también se anima con las tareas y, dice, puede dedicar ratos libres al lijado y pintura. Puso asimismo las guarniciones de los equinos de Ben-Hur.

En el cine, como en todo, han cambiado las cosas: «Estamos hablando de épocas en las que, si querías ver mil caballos en una película, como en Lawrence de Arabia, eso había que ponerlo. La Batalla de Cleopatra se rodó con 1.150. Hoy, a lo mejor, hay 40 o 50. El resultado puede quedar bien, pero alguna gente lo nota», ríe Ardura. El negocio, por tanto, ha «pegado un bajón», pero él sigue. Aunque jubilado, continúa ahora supervisando la participación en un proyecto «muy bonito» con el director Alberto Rodríguez (La Isla Mínima, El hombre de las mil caras...): será una serie para televisión ambientada en la Andalucía del siglo XVI. También ha trabajado en Galicia y, de hecho, recuerda que el mejor torneo medieval fue en el Obradoiro.

Ha recibido homenajes varios, como el de la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española. Ha podido fraguar también amistades con profesionales de la talla de Gil Parrondo -el único español con dos Óscar y cuatro Goya-, fallecido este pasado día 24. Con él, natural de Luarca, como el padre de Ardura, hizo varias películas, desde Los fantasmas de Goya a Patton, entre otras: «Lo conocí hace 60 años. Seguía trabajando a los 95, y todavía dibujando a mano alzada». La hija de Ardura, Lorena, fue su asistente durante los últimos 16 años: «Impone muchísimo trabajar con los genios», dijo ella en Radio Voz.