Las bodegas Submarino navegan por Carballo desde hace casi 80 años

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Moncho Ramiro Domínguez, en la bodega de la calle Gran Vía, abierta desde hace unos 60 años.
Moncho Ramiro Domínguez, en la bodega de la calle Gran Vía, abierta desde hace unos 60 años. J. M. cASAL

Ocuparon dos locales en la Vázquez de Parga, la Praza de Galicia y la Gran Vía

17 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay algunos nombres, no muchos, que forman parte de la identidad comercial y de la historia reciente de Carballo. Las bodegas Submarino son uno de ellos. El año que viene cumplirá 80 años ininterrumpidos en la localidad. Gran parte de este tiempo, como taberna, casa de comidas y distribución de bebidas, y desde hace poco más de veinte años, solo bodega desde el almacén de la calle Gran Vía. Desde entonces han pasado tres generaciones al frente del negocio.

El Submarino nació en 1937 de la mano de Santiago Domínguez Soto. Venía de Esposende, una aldea de Cenlle, en Ourense, en pleno corazón de O Ribeiro. No era fácil entonces llegar hasta Carballo desde tan lejos, y además para empezar una nueva vida con su mujer y cinco hijos, pero los tiempos convulsos de la guerra civil los empujaron. Uno de los Pichel le ayudaron y le buscaron un local, en la de Osinde, en plena Vázquez de Parga. Allí empezó todo, con una taberna y casa de comidas. Santiago tenía experiencia, ya que se padre era corredor de vinos.

Allí permanecieron unos cinco o seis años, hasta que se mudaron calle abajo, al lugar que ocupaba el Montevideo. Sobre 1948 se cambiaron a la Praza de Galicia, a un local con el que históricamente se identifica a la empresa. Que, además, era muy alargado y por eso muchos pensaban que el nombre venía de ahí. Pero no, ya lo tenía desde el principio. «Ninguén sabe por que se lle puxo así», explica Moncho Ramiro Domínguez, actual gerente, junto a su mujer, María Jesús Rivera. Moncho do Submarino, tercera generación, hijo de la segunda, otro Moncho do Submarino, Ramón Ramiro Alén, yerno de Santiago. Y todos de Ourense (hay otros ejemplos hosteleros en la localidad con esta procedencia, pero sin relación familiar), además. Vivían en Carballo, pero las relaciones con el Ribeiro siempre se mantuvieron firmes.

El actual gerente (lleva unos 12 años, tras suceder a su madre) se crió en el local de la Praza de Galicia. «Todos os veciños levabámonos ben. Lembro especialmente os días de feira. ¡A feira duraba todo o día!». El almacén de la Gran Vía pertenece a la familia desde hace unos 60 años. Cuando se construyó, no había ni calle. Los mundos han variado en todos los sentidos, también en el consumo de vino. «Cando eu empecei, o consumo medio en España era de 55 litros por habitante ao ano. Agora está en 18. Cervexa case non se bebía, e agora anda por 60 litros. A xente nova non toma viño. E ademais, o que se bebe é de maior calidade. O consumidor sabe o que proba».

Cuarta generación

Moncho vende vino a granel y también botellas de numerosas marcas, especializado en vinos de Galicia, de todas las denominaciones. En el propio local y también a domicilio.

El mundo bodeguero es su vida desde niño, como el del padre, abuelo y bisabuelo, pero la cuarta generación en Carballo del Submarino parece muy complicada, por no decir imposible. La hija emprendió otros caminos profesionales, así que el tiempo dirá. Hay otros Submarinos por Galicia, en A Coruña y en Noia, de parientes, que siguieron la estela onomástica del bergantiñán, pero no es lo mismo. Como tampoco lo volverán a ser los que conoció de niño, y antes su padre (falleció muy joven), como cuando en la Praza de Galicia se juntaban una vez al año todos los vecinos para quemar una falla y pasar la noche, hablando y disfrutando, en torno a muchas tazas de vino de O Ribeiro.