Pese a ello, en Carballo todavía no ocurre como en Fuerteventura, donde ahi centenares de edificios abandonados
15 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.En Carballo no hay muchos ejemplos de grandes superficies construidas y abandonadas, abiertas a los gamberros o a los delincuentes. Nada que ver, por ejemplo, con lo que ocurre en Fuerteventura, donde han trabajado numerosos emigrantes de la zona: allí, centenares de edificios abandonados son pasto de cualquiera que decida entrar en ellos, sin ningún control. El caso de A Revolta (Sala de Fiestas Bergantiños, como se denomina la sociedad propietaria, que incluye el terreno circundante: unos 5.000 metros en total) está de momento en riesgo, pero recuerda lo que pasó en la urbanización Costa Nariga, donde los delincuentes se llevaron durante meses todo lo que encontraron de valor, antes de ser tapiada por el Concello gracias a una autorización judicial. Y, en menor medida, a la vieja fábrica de curtidos Santa Elisa, entre O Sisto y Sísamo, exitoso negocio en su momento que vino a menos y hace diez años era foco habitual de colectivos marginales, tenía líquidos peligrosos, y además presentaba peligro de derrumbe.