En aquellas jornadas organizadas por Lumieira con motivo de los treinta años de la desaparición del trole se hizo hincapié en que se trataba de un transporte silencioso, limpio y con gran capacidad (podían hacer más de 40 paradas en esos 34 kilómetros y eran capaces de trasladar entre una localidad y la otra más de 200 personas en un mismo viaje). Eso, sin contar la parte comercial. Pese a que este medio de comunicación tuvo una más que significativa influencia en el desarrollo de la comarca de Bergantiños y en sus vecinos, su historia se cerró en 1971. «Unha falsa concepción do progreso acabou con el», contó Xan Fraga en el 2009. Aquí no se supieron ver las virtudes ecológicas y económicas de ese transporte y también se quedó por el camino la idea de la creación de un museo. No es un proyecto que se contemple tampoco ahora, aunque algún material, no mucho, se puede ver en el Bergantiños. Aquel 2001 intenso de conmemoración, de la mano de Lumieira, auspició un interesantísimo encuentro en el que participó hasta la hija de Enrique Sánchez, María Elena. Una exposición; el libro (en colaboración con Concello y Arriva) «Trolebús, 30 cabodano do trolebús A Coruña-Carballo» coordinado por Xan Fraga y con participación de distintos expertos; así como la proyección de un documental realizado en el Reino Unido fueron algunos de los actos programados. De esos encuentros salió asimismo el deseo de que se le dedicase una calle en Carballo a Enrique Sánchez (también impulsor, por cierto, de la primera central hidroeléctrica que dio luz a Carballo). Ese tributo sí se hizo: la rúa está en el entorno del Rego da Balsa.
En fin, una interesantísima historia alimentada en su día y que dejó numerosas anécdotas entre aquellos que un día usaron «o trole».