«Esta profesión me ha dado muchísimo»

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Su padre, Francisco Vidal Pasandín, de Corme, era el práctico del puerto de Laxe y de Corme

14 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ramón Vidal nació en una casa de Laxe que ya no existe. De piedra y galería, una planta, al lado del Beiramar. Fue necesario ampliarla y hacer otra por espacio, ya que son seis hermanos (él es el penúltimo) y todos nacieron en ella. Su padre, Francisco Vidal Pasandín, de Corme, era el práctico del puerto de Laxe y de Corme, además de consignatario de buques. Y alcalde. También lo fue su tío, Xosé Luis Castro, pionero de TVE en Galicia. Su abuelo materno, pontevedrés, se vino de Barcelona a Laxe a trabajar en el envasado de caolines en toneles. Aquella minería impulsada por Parga Pondal precisaba de máquinas modernas, y él sabía cómo manejarlas. Su madre nació en Barcelona, pero se crió en Laxe. Casado con una iraní, tienen dos hijas nacidas en Sevilla.

-¿Qué recuerda del Laxe de su infancia?

-De niños, los hermanos nos fuimos con mi madre a A Coruña para estudiar. Veníamos los fines de semana y las vacaciones. Estábamos de aquí para allí, toda la vida, en el coche de línea. Recuerdo algún viaje de cuatro horas, con paradas constantes y transbordo en Carballo. En Laxe entonces ya había turismo. Era un pueblo muy familiar. Venían muchas familias que se habían marchado a Madrid y a otros sitios.

-¿El mar lo marcó, le influyó?

-Estábamos muy unidos al mar, no solo por la profesión de mi padre. Un hermano es capitán de la marina mercante, y práctico en Vilagarcía, y el mayor, capitán en Singapur. Con el primero, de adolescentes, embarcábamos en el pesquero de Basilio Lema Paz, patrón mayor. Íbamos con 12 marineros. No cobrábamos, pero salíamos y trabajábamos en las vacaciones. Ahora lo vería tremendo, pero como mi familia es de mar, se veía normal. Era parte de la formación: aprender valores, el esfuerzo del trabajo. Cosas importantes que me han servido de mucho en la vida.

-¿Y cómo llegó al turismo?

-Cosas de la vida, fue algo circunstancial. A mí me encanta relacionarme, hablar con la gente. Y me gustan los idiomas. Trataba de hablar con los extranjeros que venían a Laxe. En realidad, quería dedicarme al deporte. Era muy aficionado, me preparé para INEF. Pero esta carrera llegaba al año siguiente de que pudiese empezar, y para no perder un año, elegí turismo. En la vida tomas decisiones, y esta fue definitiva.

-¿Y se arrepintió?

-Al contrario. Descubrí una profesión que va mucho con mi carácter, con lo que me gusta, las relaciones humanas, el trato con la gente. Con la vocación de servicio, aprender constantemente, conocer a tantas personas y en tantos lugares... Esta profesión me ha dado muchísimo.

-¿Qué destino le impactó más?

-He estado en muchos, he tenido bastantes responsabilidades y en todos hay mucho que destacar. Pero tal vez el que más me marcó fue el de Túnez, con 28 años. Las experiencias internacionales calan muy adentro, y además te hacen poner el listón muy alto. Te da una dimensión diferente vivir y trabajar en una cultura distinta, fuera de tu entorno, con otros idiomas. Es una experiencia fundamental.

«Llegué al mundo del turismo de manera circunstancial, son cosas de la vida»