El papa, Rajoy y Pablo Iglesias enterraron la sardiña en Carballo

Á. Palmou

CARBALLO MUNICIPIO

El Aula de Teatro de Carballo invitó al papa Francisco a oficiar el Enterro da Sardiña.
El Aula de Teatro de Carballo invitó al papa Francisco a oficiar el Enterro da Sardiña. ana garcía< / span>

La satírica despedida fúnebre cerró los actos centrales del entroido en la capital bergantiñana

10 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Alternando la marcha fúnebre con Village People; recurriendo al papa Francisco -«Paco para los amigos», explicó- de oficiante estelar, y reuniendo a Mariano Rajoy y Pablo Iglesias para dedicarle unas palabras a la finada. Así fue el divertido Enterro da Sardiña con el que los integrantes del Aula Municipal de Teatro de Carballo dijeron adiós al entroido ante un público no muy numeroso, pero sí muy animado y que celebró con carcajadas las intervenciones de la ceremonia celebrada a última hora de la tarde en la carpa de la plaza

«Ese Dios no, el otro», dijo el papa cuando, ante sus invocaciones al Altísimo, el obispo que lo acompañaba le pasó un póster de Maradona. Equívocos divertidos y chistes jalonaron la intervención de los participantes en la despedida. También hubo, como es norma en el entroido, sátira y referencias a la actualidad: el plan de acuicultura -«no a las csaulas de pescado en la rías», pidió una turista madrileña que veranea en la «ría de Lacse y Corme»-, el conflicto de los marineros del cerco -con los que se solidarizó una tonadillera cantando una canción- y hasta las monjas indias de clausura bajo llave en Compostela -que en Carballo no eran de la India que buscaba Colón, sino de la que encontró- estuvieron presentes ayer junto a los restos de la sardina.

No hubo notario para leer el testamento de la finada, pero sí un registrador de la propiedad: el propio presidente en funciones del Gobierno, que dirigió unas palabras a los «muy muchos españoles» antes de que Pablo Iglesias lo interrumpiese para prometer sueldos de «5.000 euros» para todos, propuesta recibida con carcajadas por los presentes. Soraya recondujo la situación y aunque auguró un futuro negro, animó a todos los presentes a afrontarlo bailando. «Es difícil despedirse, es difícil decir adiós, es difícil decir hasta siempre, pero más difícil es decir sardinna», proclamó el papa para cerrar el funeral. A continuación, arrancó el cortejo fúnebre hacia el parque del Anllóns con las esforzadas plañideras tratando de ahogar con sus llantos los ecos de las risas del público.