Los coches clásicos rejuvenecen en Carballo

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Los hermanos Cancela y otros participantes, junto a un Alpine de 1967, un clásico de Carballo en todos los sentidos.
Los hermanos Cancela y otros participantes, junto a un Alpine de 1967, un clásico de Carballo en todos los sentidos. ANA GARCÍA< / span>

La afición dio un paso espectacular con la celebración de la Xuntanza en Carballo

11 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En la Costa da Morte hay un puñado de buenos aficionados a los coches clásicos. No es cuestión solo de tener, sino de cuidar. Dedicar tiempo (y dinero) a una pasión que entra por los ojos, sobre todo los de los propietarios, pero también de quienes los admiran. Por citar algunos (hay más): los hermanos Martínez Miñones de Baio, los Cancela Sánchez de Carballo, Luis Ferreira Pérez de A Lagoa (Salto-Vimianzo) o Mario Azpilcueta, dueño de un Bentley espectacular en Carballo.

Y, hablando de los ojos de los demás, esta afición acaba de dar un paso espectacular con la celebración de la Xuntanza de Coches Clásicos celebrada en Carballo. Ha supuesto desde luego un antes y un después: sirvió para promocionar Carballo (de Vilar de Francos a Vilela, donde comieron 225 personas, pasando por el centro urbano), para fines solidarios (alimentos no perecederos y artículos para bebés entregados a la Cruz Roja), y para poner a la capital de Bergantiños en el mapa gallego de esta afición. Además, a lo grande. Baste comparar que la reunión que se celebra en Santiago, todo un clásico, concentra a unos 80 vehículos. En la de Carballo participaron nada menos que 114. Es cierto que los criterios de longevidad fueron más laxos, pero en todo caso supone un gran punto de arranque de cara a citas próximas.

También valió el encuentro para conocer las joyas de los coleccionistas carballeses, empezando por ese Buick del 27 de la familia Calvo. Y para constatar que algunos propietarios tienen, más que coches, un museo. Es el caso de los hermanos Juan y Antonio Cancela, que aportaron 11 vehículos, cada uno con su conductor. Casi el 10 % del total. Es cierto que algunos los tenemos aún recientes en la memoria, como el Renault Fuego, el Espace, el R-12 o el 4l, pero otros son piezas de encaje. Y de gran belleza. Como el Alpine que ilustra esta página, del 67, conocido por muchos carballeses de una cierta edad, que tuvo mucho tiempo el empresario Dictino Franco Alonso, propietario que fue de autocares, perfectamente conservado. Llevaron otro Alpine más, y un Gordini, y un 4-4 del 57, y también un Caravelle descapotable. Una riqueza más, en conjunto, que se une a la colección más importante de guías Michelin del mundo. Todo muy clásico, aunque con estos actos, de total actualidad.