La felicidad interrumpida con un jarro de agua fría

CARBALLO MUNICIPIO

10 feb 2015 . Actualizado a las 23:26 h.

La vida política es en cierta manera como un viaje en una montaña rusa. Lo que un día es goce al siguiente es llanto. La felicidad en este mundo suele ser efímera y aunque hay muchos tentados al poder perpetuo la realidad acaba echándolo del sillón de mando. El lunes, la corporación de Carballo, en un alarde de madurez que la honra, aprobaba el plan general por unanimidad. Una victoria de la responsabilidad y de Carballo. No será el mejor plan posible, pero es el posible. Es, aunque, como es obvio, algún grupo se desmarque, el proyecto de toda la corporación. No es cómodo ni suele quedar bonito para la galería votar con el gobierno. La acostumbrada estética tiende a dejar en mal lugar a los que apoyan a los que están en el poder, aunque el fuero interno incline a lo contrario. La política tiene estas cosas, el ciudadano y el interés general importan menos que el partido. En realidad, todos los grupos trabajaron en el nuevo ordenamiento, puede ser que unos con más ahínco que otros, pero 33 comisiones dan para mucho. Quieran o no, todos tienen su parte alícuota en los aciertos y los errores. Evidentemente, el que manda, mucho más. El resultado no es ni del gobierno ni de la oposición, es de todos. De este modo, el acuerdo del lunes es, sin duda, un gran peso que los ediles se sacaban de encima. A pesar de los reproches mutuos, los grupos respiraron tranquilos cuando vieron el proyecto aprobado. De no hacerlo, saben el perjuicio que le ocasionarían al pueblo. Además de dotar al Concello de un instrumento para el progreso, los ediles habían contribuido con su acción responsable a evitar que en la capital de Bergantiños sigan rigiendo unas normas subsidiarias del todo trasnochadas y casi imposibles de cumplir en muchos ámbitos. Y aún más, con el nuevo ordenamiento muchas construcciones que tendrían el futuro comprometido quedan legalizadas por obra de Deus ex machina, o lo que es lo mismo, de forma automática. Lo cual, en tiempos en los que la APLU anda con la piqueta presta para enmendar la gran cantidad de entuertos urbanísticos esparcidos por estos territorios atlánticos, no es poco. Así que, cuando el oscuro panorama se había aclarado con el histórico pleno municipal, va Augas de Galicia y tira un jarro con el contenido bien frío sobre las cabezas de los corporativos y de muchos carballeses que se las prometían muy felices. Falta un informe entre los más de 30 kilos de papel que el Ayuntamiento tendrá que enviar a la Xunta para la aprobación definitiva. Un documento que el plan de Ponteceso sí tiene para ser sometido al pleno en fechas más o menos próximas. Deberíamos aspirar a ser un país serio. La elaboración de un ordenamiento se ha convertido en una labor tremendamente farragosa, una especie de carrera de obstáculos para cualquier concello, una meta inalcanzable para muchos de ellos a pesar de su importancia. No debería de llegarse al extremo de aprobar un planeamiento que ha costado once años de trabajos, con el cambio de varias leyes en este tiempo, y ponerse a discutir si un papel tiene que ser incluido, si se ha pedido, si ha llegado o tardado o si está sin firmar. Como en tiempos pretéritos, que siempre te faltaba la póliza. Es como pleitear por los mojones de una leira. Las Administraciones deben poner en práctica el sentido de la lealtad institucional y cumplimentar los trámites que falten dentro de la legalidad lo antes posible con el fin de que los intereses de los ciudadanos no padezcan menoscabo. O este país no tendrá remedio.

No votan en los pueblos, pero les dan vida

Hay cosas que no casan. Varios alcaldes hicieron un esfuerzo por lucirse en Fitur. Un evidente gasto de recursos y energías para poner a su Concello en el escaparate. Y mientras nuestros ediles lucen en la feria madrileña con las fotos de los parajes más atractivos a la espalda, los autocaravanistas claman por áreas de servicio en la comarca. Un desprecio absoluto a esta modalidad de turismo, mientras en verano acampan toda suerte de aventureros en cualquier paraje protegido. Solo un Ayuntamiento, el de A Laracha, ha hecho el esfuerzo de habilitar unos espacios para estos viajeros. Organizaron una fiesta para celebrarlo y los ingresos superaron con creces el dinero invertido por el Concello. En Galicia hay cien áreas para autocaravanas, y en la Costa da Morte, donde los indicadores económicos y sociales están por los suelos, los gobiernos rechazan una vía de atracción de viajeros que exige inversiones mínimas.
No solo son los autocaravanistas. También los vendedores ambulantes lamentan la falta de apoyo y atención en muchos concellos, víctimas de una hemorragia demográfica crónica y sin cura a la vista. Ferias que van languideciendo por el abandono y el desdén de las autoridades locales. Faltan ideas y animación. Los ambulantes no votan en los lugares del mercado, pero dan vida a los pueblos.