El Carmen de Camariñas vuelve por todo lo alto a pesar del covid

paula ramos / X. A. LA VOZ / CARBALLO

CAMARIÑAS

La fiesta se vivió en el pueblo sin apenas restricciones sanitarias

17 jul 2021 . Actualizado a las 19:19 h.

Si hay algo que los de Camariñas no perdonan son las Fiestas del Carmen. Tuvieron que hacerlo el pasado año, por las restricciones, que no permitieron a la comisión seguir adelante con la mayoría de los actos tradicionales. Pero como no lo perdonan, este año han vuelto por todo lo alto a pesar de la situación epidemiológica de la comarca, con el fin de celebrar lo de este año y, también, lo pendiente.

La fiesta, que es la grande del municipio, se vive en el pueblo desde hace más de 300 años en honor a la patrona de los marineros. Para los autóctonos, «es muchísimo más que una fiesta», un «sentimiento» que los foráneos no pueden entender. Algo «suyo». La emoción que se respira en el ambiente da fe de ello. Lágrimas que caen con la facilidad de un respiro y sonrisas cómplices que hacen olvidar aquello que no se reduce a ese mismo instante.

ANA GARCIA

«Esta fiesta es unidad, que es algo difícil de conseguir hoy en día», apunta el párroco de Camariñas. Es el quinto año que oficia la misa inaugural del programa y, también, el quinto que acompaña a la Virgen en su paseo marítimo hasta Muxía. Este año, el anfitrión, encargado de portar a la Virgen por la ría ha sido la embarcación Pedra do Mar. Salva, patrón del barco, lleva el océano en la sangre desde la cuna. Por ese motivo, para él es un honor surcar las aguas con su patrona a bordo. «La Virgen del Carmen es la que nos ayuda día a día en el mar», reconoce. Según la organización, más del 90 % de las embarcaciones del municipio participan cada año en la procesión. «Si no lo hacen es por avería o por estar en el mar», confiesa Marisol.

La del Carmen es una «devoción» difícil de explicar. Carmen, natural de Camariñas, no encuentra palabras. Para ella es, si cabe, un día todavía más especial. «Es algo que emociona mucho». Encarna Liñeiro, concejala de Cultura, Encaixe e Turismo del Concello de Camariñas, habla de un sentimiento que «va más allá de la religión».

Corme se suma a la fiesta

En Corme, también ha asomado el Carmen, aunque de manera más tímida que en Camariñas. Hubo procesión y bombas. Un local del puerto celebró, además, una sesión vermú a pesar de las advertencias de las autoridades al respecto.

La clásica danza de los arcos llena Camariñas de flores y color al ritmo de tambores y panderetas

Otro de los grandes hitos históricos de las fiestas del Carmen en Camariñas es la danza de arcos, que cada año recorre las calles camariñanas guiando la procesión hasta el puerto y, después, de vuelta a la iglesia. Una tradición inaugurada por los marineros de Cariño, que bailaban en honor al mar. Una pieza tradicionalmente de hombres en la que, sin embargo, ahora existe alguna excepción, como la de Ana María, que desde hace dos años le cambia el puesto a su padre. «Me siento muy bien pudiendo bailar, es algo inexplicable», confiesa. Tiene, además, la esperanza de que en un par de años cambie el paradigma. «Estoy segura de que en un par de años habrá más chicas como yo, bailando».

Trajes de color blanco en honor a los marineros y complementos de colores con mucho significado para quienes los portan. «Cada pañuelo tiene su historia, su sentimiento», relata Javier, uno de los bailarines. «Todos traemos algo especial, un recuerdo, algo de alguien que te ha marcado», añade Luis.

Un espectáculo tildado de «precioso» por la gente de la calle que sería imposible sin la labor de José Manuel, el instructor. Lo suyo es pasión. Su historia con la danza de arcos se remonta muchos años atrás, a cuando su padre danzaba en las fiestas años atrás. El baile es, por eso, para José Manuel mucho más que eso. Una manera de recordar y honrar, como los marineros, a los que ya no están.