«Renunciei á pensión polo accidente para que me deixaran ir para o mar»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

CAMARIÑAS

Manu Negreira

LOBOS DE MAR | Para la campaña del bonito, Fran Martínez Marcote estrena un sistema de comunicaciones sin límites

13 jun 2020 . Actualizado a las 08:19 h.

Fran Martínez Marcote tiene 26 años, un hijo de 5 en Galicia, la familia en Arou y la esposa en Santoña. Ha estado dos años en el dique seco a causa de un grave accidente que le ha dejado secuelas importantes, tanto que le correspondió una buena pensión, pero el mar le tira tanto que renunció a ella para poder volver a embarcarse. En los próximos tres o cuatro días no vería más que el horizonte y las caras de su tripulación, en la que van su padre y su tío, pero esta vez no será así porque desde ayer su barco incorpora un servicio que los mantendrá a todos comunicados y entretenidos.

Este año por primera vez, en la travesía hasta las Azores, para la campaña del bonito, este joven pescador y el resto de sus compañeros podrán navegar por Internet, hacer vídeo llamadas e incluso ver películas. Ayer probaron un sistema de comunicaciones por satélite que hará más llevadera la vida de los tres camariñáns y los tres indonesios que van a bordo del Nuevo Cielo Azul, que ha sido reparado y pintado en Camariñas, pero que tiene puerto base en Santoña, porque lo suyo suele ser el Cantábrico.

«Imos cara aos Azores, e despois atrás do peixe, para a costa de Francia», explica Fran Martínez. Ni se sabe los días que andarán por ahí, pero hasta después del verano no tendrán un respiro. Quizá por eso han encontrado que era una buena inversión los casi 30.000 euros que entre una cosa y la otra se han dejado en el nuevo sistema.

«Ata o de agora tiñamos moitos problemas de comunicación. Cando empezabas a falar algo coa familia empezaba a fallar, non se escoitaba ben e cortábase. Agora xa poderemos falar tranquilamente nós e os indonesios, que poderán chamar a Libia ou a Indonesia», explica. Y no solo eso, han repartido la wifi por el barco para que todos puedan tener acceso, desde la cubierta hasta la cocina. «En algo hai que se entreter», dice.

Tras el bonito

Otra cosa será cuando lleguen a destino y tengan que ir tras el bonito. También en este caso tendrán la ayuda de la tecnología. Instalaron un radar que permite detectar bandadas de aves marinas a 15 o 20 millas de distancia, quince veces más lejos de lo que puede llegar la vista humana. En proa seguirá habiendo un hombre que perseguirá con la mirada cualquier rastro del bonito en el agua, pero saber dónde están los cormoranes y las gaviotas es fundamental para el negocio. Las aves van también, aunque desde el aire, tras el rastro de las sardinas y las anchoas, lo que los boniteros consideran, carnada. Así que es solo cuestión de seguir a uno de estos colectivos para encontrar a los otros dos.

Fran Martínez sabe mucho de todo esto. Lleva casi diez años en el mar, «e non fun antes porque non deixaban», dice. Solo se mantuvo alejado durante los dos años que necesitó para recuperarse de su gravísima lesión. Fueron demasiados para él. No veía el momento de volver y eso le hizo renunciar a una paga que tenía ya asegurada.

Hasta el lunes

Ayer, él y el resto de la tripulación se preparaban para la campaña. La idea era haber salido, pero tenía la oportunidad de ver a su niño el fin de semana y no quería perdérsela. El lunes será el día de la partida.

Además de reparar el barco y pintarlo con un nuevo y brillante color cielo azul, estuvieron montando el sistema de satélite, un mecanismo complejo en cuya instalación han pasado tres días. Habrá que ver cómo se comporta en el mar, cuando realmente tenga que hacer su trabajo, pero en las pruebas que han realizado en tierra ha dado buen resultado.

Hace seis años que lleva ese barco que aparece muy de tarde en tarde en Camariñas. Su medio natural es el Cantábrico, aunque también realiza incursiones en el Atlántico, como la que iniciará precisamente hoy con una decena de barcos de la Costa da Morte.

Harán hielo en Camariñas, cuatro toneladas que llevaran en sus bodegas para empezar una campaña que se prevé buena, aunque con el bonito nunca se sabe. En todo caso, la inversión es arriesgada, pero suele valer la pena, sobre todo cuando conoces el oficio. Ahora habrá que esperar que las capturas acompañen, pero sobre todo que los precios sean propicios, aunque el tiempo de coronavirus todo puede suceder. Lo mejor de todo es que al menos podrán mantener un buen contacto con sus familias, algo muy necesario cuando se pasa tanto tiempo en el mar. Es probable que pasen más de un mes embarcados, casi sin pisar tierra más que para descargar. Un largo verano.

La campaña

En Camariñas, la fábrica de hielo estará funcionando todo el fin de semana a marchas forzadas. El responsable quiere tener 60.000 kilos preparados para el lunes. Por la mañana cargarán los boniteros, una decena, a una media de cuatro toneladas por barco, que es casi lo que puede producir en 24 horas. La cuestión es que por la tarde llegarán los cerqueros y también tiene que haber para ellos. El Nuevo Cielo Azul es uno de los que cargará y los otros de Camariñas son el Canario y el Playa de Traba. Cada uno de ellos lleva en el equipo otras dos embarcaciones de la Costa da Morte.