Los gatos callejeros generan ya más conflicto que el abandono de perros

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CAMARIÑAS

Ana Garcia

Fisterra y Camariñas son de los que más han avanzado en el control de las colonias

05 mar 2020 . Actualizado a las 20:04 h.

La proliferación y la gestión de las colonias de gatos callejeros se han convertido en los últimos meses en algunos municipios de la Costa da Morte en un asunto de debate social que supera incluso al del abandono de perros. Por una parte se suceden las críticas de particulares hacia los concellos que menos ponen de su parte en la gestión de otro asunto y, por otro, técnicos y responsables municipales advierten de lo contraproducente que resulta que algunas personas por su cuenta se dediquen a alimentarlos sin otras medidas de control. Denuncian que esto a lo único que conduce es a un aumento de las poblaciones y a que se sucedan los incidentes, como los siniestro de tráfico por atropello.

Fisterra y Camariñas son de los que más han avanzado últimamente en la limitación de las colonias mediante castración y en Cee y Muxía, por ejemplo, están analizando distintas fórmulas que, en general, se topan con el impacto que supone el cumplimiento de la Ley de Benestar Animal en los presupuestos municipales. Por contra, en Corme, donde existía por épocas hasta alarma social por la descontrolada presencia de estos animales la situación se ha calmado y hoy apenas existen quejas al respecto. Según explica el presidente de la asociación de vecinos, Antón Vidal, incluso unas voluntarias holandesas vinieron a realizar castraciones y el Concello sacó un aviso para que se dejasen de alimentar en medio de las calles y surtió efecto.

Archivo de la causa

En Muxía se ha desatado cierta polémica en los últimos días a cuenta del archivo en los Juzgados de Corcubión de la causa abierta el año pasado contra dos vecinos que tapiaron un cobertizo con gatos dentro. Acudió la Policía Local y la Guardia Civil, operarios del Concello retiraron los ladrillos y, efectivamente, había dentro un grupo de estos animales vivos. Se formuló la denuncia que ahora ha quedado archivada. Una decisión que no ha sentado nada bien a algunos particulares, que incluso iniciaron una recogida de firmas y ligan el caso con la supuesta dejadez por parte del Concello a la hora de hacerse cargo de estos animales.

El policía local Manuel Blanco explica que sí hay gatos callejeros en la zona urbana, pero, de momento, no suponen un problema como tal, aunque podrían llegar a serlo si hay gente que continúa alimentándolos en la calle, algo prohibido por la ley si no va acompañado de otras medidas de control. «Tivemos dous casos concretos, un dunha veciña que o levou a un clínica, demos conta a XEA coa que temos convenio e fíxose cargo e outro do que se ocupou unha protectora. Polo demais, non se tomaron medidas como a esterilización porque, de momento, non consideramos que faga falta. A presenza dos gatos de maneira controlada -non o digo eu, dino os técnicos- é necesaria. O que non se pode é alimentalos porque se reproducirían máis e se agora temos 50 dentro de seis meses teremos 200. De momento non denunciamos a ninguén por iso, pero, se se converte nun problema, teremos que facelo», señala el agente.

Seis gatos en una caja

A la teniente de alcalde de Cee, Ema Trillo, le ha tocado lidiar con casos que darían para escribir un libro, uno de los más recientes «seis gatitos abandonados en una caja delante de una clínica veterinaria». Sin embargo, lo que más le preocupa es que las facturas del día a día, de recogida y estancia de animales en el centro autorizado le están comiendo el presupuesto y eso, que, como dice la alcaldesa, Margarita Lamela, aprobaron una partida de 50.000 euros. «Queríamos empezar a esterilizar, pero es que no podemos porque se nos va el dinero en hacernos cargo de los abandonos», incide Trillo.

En la misma línea, el teniente de alcalde de Fisterra, Xan Carlos Sar, explica: «Non podemos gastar en gatos porque estamos empantanados de cans. A idea é controlar todas as colonias. De feito agora imos comezar a por as casetas, que están no convenio que temos con Óscar da Cova do Lobo, pero é que tiñamos 14 cans e agora atopámonos con outros catro que sabemos quen é o dono, pero non se quere facer cargo». En cualquier caso ya tienen colonias controladas en Sardiñeiro, A Insua y Cabo da Vila, además de esterilizar a alguna gata de manera puntual, al advertir los vecinos que estaba pariendo de manera continuada en la calle.

15.000 euros desde julio

En Camariñas, la alcaldesa Sandra Insua da cuenta de que gastaron cerca de 15.000 euros desde julio y el edil Sergio Caamaño explica que «económicamente é unha sangría» porque -«e non é por equiparalo nin nada, porque estamos a favor do coidado dos animais e en contra de todo tipo de maltrato»- mientras en la atención a la dependencia pone una parte la Xunta, otra el usuario y otra el Concello, aquí están cargando las arcas municipales con todo.

De hecho, en el pleno del viernes el gobierno camariñán va a aprobar su plan normativo del ejercicio en el que, entre otros asuntos, incluirán una ordenanza de animales domésticos.

«Un gato feral mételo nunha gaiola e acabas con el»

Oscar Villar, de la Cova do Lobo de Brandomil, que presta servicios a los concellos a través de la empresa Xestión Ética do Abandono (XEA), explica que el protocolo de actuación con los gatos callejeros es cogerlos, esterilizarlos y volverlos a soltar en el mismo lugar, ya que, además, la única ayuda de la Xunta en esta materia que está disponible todo el año es precisamente para eso, castración y colocación del chip identificativo. «Un gato feral, un gato da rúa, mételo nunha gaiola e acabas con el. Ten que ser unha persoa moi preparada para conseguir que se acostume a vivir nunha casa. Por iso hai dous protocolos: CES (captura, esterilización e solta) e CER (captura, esterilización e retorno) que son os que se aplican. Só hai que recollelos cando teñen unha necesidade específica. Por exemplo se son pequeniños, gatos lactantes que non teñen a súa nai, se sofren algunha enfermidade ou se están accidentados», explica el especialista para quien la presencia de estos animales en las calles, de manera controlada, es incluso necesaria. Ahora bien, dada la sensibilidad social que se ha creado al respecto, se incluye en prácticas que son del todo negativas, además de estar prohibidas por la ley, como es la de alimentarlos sin otras medidas de control «porque morren moito menos e crían moito máis ata o punto de que nalgún sitio poden chegar a converterse nunha praga».