Los precios navideños palían una mala campaña de los mariscadores

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CAMARIÑAS

ANA GARCIA

El berberecho a seis euros, el longueirón a 16 y el percebe a 170 animan el mercado

20 jun 2019 . Actualizado a las 20:50 h.

Hace solo unas semanas todo eran quejas: el nuevo plan amenazaba con quitar la respiración asistida para el longueirón, había poco percebe y sin crecer lo necesario y en Camariñas se recrudecía el conflicto interno entre los mariscadores. A todo ello había que sumar la cantidad de días de mar perdidos por el mal tiempo, lo que daba lugar a un clima de claro pesimismo entre los profesionales. Panorama que ha cambiado por completo, aunque sea solo temporalmente, con los buenos precios que han alcanzado los principales productos en estos últimos días.

Ayer sin ir más lejos, en Camariñas algunas mariscadoras cogieron los topes -que durante tres días se elevaron a 12 kilos para el berberecho aunque hoy ya volverán a 8- y con unas cotizaciones que invitan a trabajar, más cuando creen que todavía podrán faenar otros dos días esta semana. El berberecho va a 6,10 euros, la almeja japónica a 10,90 y la fina a 36,40, algo que los propios interesados definen como «bos prezos».

«Hoxe foi a 16,80 e o venres a 13», explica el presidente de la agrupación de mariscadores del longueirón de Fisterra, Juan Traba, quien también reconoce como positivas las cotizaciones, aunque no sean para tirar cohetes. «Aguantarase así ata o venres e despois comezará a baixar, pero en calquera caso no se está gañando tanto coma o ano pasado porque nos afectou bastante o mal tempo, o mar de fondo... Houbo moitos días perdidos que non puidemos ir traballar», resume Traba, que junto a sus compañeros faena estos días por la zona de Corcubión, donde tiene mayor abrigo que en zonas más abiertas, lo que les permite seguir operando en esta época del año.

El patrón mayor de Corme, Roberto Vidal, ayer todavía estaba a la espera de ver el precio que alcanzaba el producto en la subasta, después de que el sábado en la puja extraordinaria de la tarde el suyo llegase a 170 euros el kilo y el de algún compañero un poco más todavía.

«Zafounos un pouco o tema do prezo, porque o que é o tempo e iso foi desastroso. Os primeiros días: luns, martes e mércores, moi mal. Despois o xoves e o venres púidose ir traballando e o do permiso especial do sábado -aínda que aos percebeiros de por mar nos quitaron o luns- estivo moi ben porque facía falta o produto e deu resultado», resume el joven percebeiro, que ya no espera los mismos resultados en estos días que quedan de campaña. «O prezo cando máis sube e na semana de Nadal -aquí en Corme houbo quen chegou a vender a 230 euros-, pero cada a Fin de Ano xa baixa», explica, Vidal que en su agrupación tiene a unos 35 profesionales con seis kilos de tope cada uno. Ayer el mar les dejó trabajar relativamente cómodos, incluso en piedras cercadas de O Roncudo, con lo que hay producto.

Incendio intencionado en una caseta de Leis

Los primeros indicios -algunas fuentes hablan de la presencia de acelerantes- apuntan a que el incendio ocurrido el martes por la tarde en la caseta de mariscadores de la playa de Leis conocida como la del Vasco fue intencionado. El inmueble, empleado para guardar útiles de trabajo, aunque tiene prácticamente la tipología de una vivienda, se encuentra en una finca de varios cientos de metros cuadrados, por la que bajan hacia la playa con un tractor los instrumentos necesarios para mariscar.

«Para o medo co que empezamos ao final aínda se foi vendendo coma todos os anos»

Los comercializadores tampoco se quejan, aunque detectan un cambio de tendencia que cada vez supone un retraso mayor de las decisiones de compra. «Para o medo co que comezamos ao final aínda se foi vendendo coma todos os anos, porque ao primeiro tiñamos bastante medo, con clientes de ao mellor 800-900 quilos [habla de centolla] que che dicían: ‘non me collas, porque aínda non sei’», detalla la fisterrana Mari Carmen Otero, que ha centrado la estrategia en «non tolear cos prezos», porque «a 18 vendes e se lle pos moito máis saen catro quilos. O noso é poñerlle a nosa marxe e mover quilos», concluye la pescadera que con el buey apenas se ha pillado los dedos ya que «estaba carísimo» y le ha confiado a la centolla el grueso de la campaña. Otros productos como el longueirón apenas los trabajan, porque su precio fluctúa mucho y «al final igual llo tés que subir ao comprador eu polo menos na zona na que traballo non teño clientes ricos», concluye con humor.