La campaña de Navidad divide aún más a los mariscadores de Camariñas

M. López CARBALLO / LA VOZ

CAMARIÑAS

ANA GARCÍA

INCLUYE VÍDEO | Una parte del colectivo se queja porque no se ha abierto una zona concreta para faenar

08 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Más información, más diálogo, más trabajo, más unión y «menos follón». Eso pedían alrededor de una docena de mariscadoras que, en la mañana de ayer, portaban carteles tras la jornada de faena en Camariñas. Protestaban, según explicaban ellas mismas, porque una de las zonas en las que tradicionalmente se mariscaba para la campaña de Navidad, está este año «pechada»: «Nunca acordo que non se abrira o Canal no Nadal. O que faciamos era combinar: se no Canal non se podía traballar, por temporal ou porque a marea non daba o marisco, viñamos para a Basa», decía ayer la expresidenta de las mariscadoras, Estrella Lema.

Coincide la trabajadora de a pie María Belén Meiras, que pide, sobre todo, información: «Se o marisco morreu, ou sucedeu algo, que nolo comuniquen, que nos reúnan ás mariscadoras. Pero non temos información ningunha. Non queremos conflitos con ninguén, porque levamos traballando toda a vida e sempre nos entendemos entre todos».

Según este grupo de mariscadoras, hay diferencias de opinión entre los miembros de la agrupación, ya que una parte del colectivo -entre ellos, el patrón mayor- cree que no se debe salir a faenar cuando los precios van demasiado bajos. «Este ano, en novembro, non quixeron ‘‘malvender’’ o berberecho a 3,70 euros, que era un bo prezo para esa época; no Nadal, o ano pasado, vendeuse a 1,80. Non é moito, pero son cartos que están nos nosos petos, e non polo río abaixo, e que nos axudan a ir dando conta da Seguridade Social», opina otra mariscadora, Amalia González«

«Non hai marisco»

La campaña de Navidad suele iniciarse en la última semana de noviembre -variando siempre en función de las lunas- y se prolonga hasta pasado el día de Reyes. En ese tiempo, explica Amalia, «faénase no Canal, no Rego dos Coiros e na Barra», que por lo general no se tocan el resto del año para tener buena calidad y cantidad. Después, hasta Semana Santa, «trabállase na Basa e na Paxariña mentres se van transplantando dende Area da Vila ás outras zonas».

El patrón mayor de Camariñas, Ramón Lema, dice, por su parte, estar «farto» de tener que desmentir constantemente «mentiras inventadas» por una parte de la agrupación. «O problema é que non hai marisco. Oxalá houbese produto para todos, pero que culpa teremos nós de que non haxa! No que elas denominan o Canal o marisco é inmaturo e non serve para coller. O luns abriremos outra parte do Canal, que lle chamamos A Paxariña. E, se vemos que hai boa cantidade, intentaremos subir os topes», dice el patrón mayor, que serán 8 kilos de berberecho, 2 de almeja japónica y 1 de almeja fina.

No hay marisco -ni en calidad, ni en cantidad-, considera Lema, porque no se trabajó como es debido en su proceso de preparación. «Teremos que ir mirar polo menos. Se despois resulta que non hai marisco, damos media volta e volvemos para a terra», decía ayer Amalia González, al terminar la faena, y poco después de presenciar una acalorada conversación entre varios miembros de la agrupación.

«Decatámonos de moitas cousas polos medios de comunicación. Non é normal que teñamos que ir comprar o periódico para saber que ata Semana Santa non se pretende volver abrir o marisqueo», argumentaba María Belén Meiras, al respecto de una supuesta falta de flujo informativo desde el cabildo.

Buen precio, pero la calidad y cantidad de producto no augura una buena temporada

Si la tendencia de la Navidad pasada se repite, y todo parece indicar que lo hará, no será una buena campaña para los mariscadores de Camariñas. Aunque los precios están yendo altos estos días, ni de lejos se están recogiendo los topes marcados para cada zona, por lo que el montante global que se llevan los trabajadores es muy pequeño. Ayer, según enumera Amalia González, eran 41 personas, y en total entregaron algo más de 7 kilos de almeja japónica, cuando el tope está en 2 por persona.

La fina se está vendiendo a 31,20 euros el kilo; y la japónica, que bajó un pelín, a 7,80. El año pasado, por Navidad, la fina llegó a los 37 euros, y la japónica, a 12, un precio récord. Aun así, confiesa Amalia, a final de temporada «faríamos 500 euros limpos, se chegamos a eles». Muy buenos precios, insisten, pero la calidad y la cantidad harán que los resultados no sean precisamente sobresalientes, como analiza el patrón mayor, Ramón Lema.