Carta al Papa Francisco

Xosé M. Barros TRIBUNA ABIERTA

CAMARIÑAS

04 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mi nombre es Xosé Manuel Barros y soy uno de los fundadores de la asociación Mar de Fábula con sede en Galicia. Somos una organización sin ánimo de lucro y nos dedicamos a limpiar el mar». Así comienza la carta que le escribí el 21 de marzo y que le envié por correo ordinario, con copia al arzobispo de Santiago y a las embajadas de España y el Vaticano. De ninguno de estos conductos he recibido respuesta ni comentario alguno

Aquella carta, larga en su contenido y profusa en los argumentos, tenía un objetivo muy simple y directo: pensando en su más que probable viaje a Santiago con motivo del Año Santo en el 2021 (y animado por la puerta abierta que me dejó el arzobispo de Santiago en la entrevista personal que mantuve con él), le sugería que durante su estancia en Santiago, se desprendiera por unas horas de los compromisos en la capital de Galicia y se desplazara aquí, a Camariñas, para asomarse al océano Atlántico. Le trasladaba invitaciones en nombre de la agrupación de mariscadoras, la cofradía, el alcalde y de los voluntarios de Mar de Fábula, para que participara con nosotros en una de las limpiezas de plásticos que realizamos todos los años en la orilla del mar.

Le manifestaba mi total convencimiento de que este acto, cargado de simbolismo y proyectado a nivel mundial, desencadenaría que millones de católicos (y no católicos), siguiendo su ejemplo, unirían sus manos, sus corazones y sus mentes en la defensa del mar, en el cuidado de nuestra Casa Común.

Invitación

En esta carta abierta que le escribo ahora, no puedo extenderme, pero sí quiero manifestarle que todo comenzó cuando leí su encíclica Laudato si. Este documento me dejó profundamente impresionado. Poco a poco empezó a bullir en mi cabeza la idea de trasladarle una invitación para venir a Camariñas porque, a pesar de partir de posiciones ideológicas totalmente antagónicas, compartimos la misma preocupación y el mismo diagnóstico de la sociedad actual, claramente desgranado a lo largo de los seis capítulos de su encíclica. En mi opinión, este documento, lúcido, inspirador y valiente, contiene todas las claves de la necesaria regeneración de la sociedad actual y supera con mucho en su análisis crítico de la sociedad de consumo, a cualquier manifiesto de las organizaciones ecologistas hoy en activo.

A pesar de no recibir respuesta a mi carta (pudo haberse perdido), yo estaba dispuesto a no cejar en mi empeño. En mi opinión, las graves amenazas ecológicas y de crisis social y humanitaria con las que se enfrenta el planeta, hacían urgente llevar adelante un acto simbólico que movilizara conciencias independientemente de razas, condiciones o creencias.

Sin embargo, hoy me pregunto si procede seguir adelante con esta invitación. Las noticias sobre abusos sexuales a menores cometidos durante muchos años por miembros del clero en Estados Unidos son de una gravedad estremecedora. Querido Papa Francisco, puedo imaginar su preocupación y sufrimiento por estos escándalos que afectan a su Iglesia porque creo en su honestidad y honradez.

Manera enérgica

Creo en el hombre que ha escrito la encíclica Laudato si. Sin embargo, es urgente que actúe de una manera enérgica antes de que su prestigio moral se vea más afectado. Este mundo, en el que la pobreza global, las desigualdades y las injusticias siguen a la orden del día y en donde el medio ambiente está cada vez más degradado, es necesario tener referentes éticos que sean un ejemplo para nuestras vidas y usted era uno de ellos. Actúe con energía, no nos defraude. Y si no puede con la burocracia que le rodea, dimita. Su dignidad quedaría a salvo. Nosotros seguiríamos manteniendo nuestra invitación para que venga, cuando pueda, a la ría de Camariñas.