El sistema de cierre por toxina tira por la borda el trabajo de los buzos

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CAMARIÑAS

ANA GARCIA

Los mariscadores de Muxía y Camariñas devolvieron ayer al mar 450 kilos de navaja

08 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia se repite y los protagonistas, esta vez los 24 mariscadores del longueirón de Muxía y Camariñas, empiezan a estar hartos. Denuncian que el sistema de alerta por toxina del Intecmar que decreta los cierres por toxina no funciona, al menos no para ellos, porque les obliga a tirar al mar un marisco ya extraído sin tener siquiera la certeza de que se encuentra afectado por lo toxina.

Ayer por la mañana, en la lonja de Muxía, donde los guardacostas comprobaron que había vuelto de la depuradora toda la navaja y el longueirón del viernes, unos 450 kilos, para tirarlo al mar, el clima era de indignación. Cumplieron con lo estipulado y, a bordo de cuatro lanchas, devolvieron los bivalvos al mar, pero en medio de muchas quejas, porque el ambiente ya venía caldeado del día anterior cuando cerca de las nueve de la noche recibieron el aviso de que el trabajo de la jornada se iba por la borda debido a un cierre cautelar, que todavía no han conseguido explicarse a qué obedece. De hecho, los resultados del berberecho de Camariñas de ayer fueron negativos, con lo que el enfado es mayúsculo. Incluso después de que miembros de Gardacostas contactasen con la central les permitieron quedarse dos kilos de marisco para analizar por su cuenta. En caso de que dé negativo se plantean la posibilidad de emprender acciones legales, porque, a una media de 10 euros el kilo, son aproximadamente 4.500 euros el dinero tirado por los 22 buzos que salieron a faenar el viernes, de los 24 que tripulan las ocho lanchas de esta zona.

Ninguno de ellos discute el papel de los técnicos, ni tampoco quieren «vender longueirón con toxina nin moito menos», como explicaban ayer. Lo que sí rechazan de plano es el sistema tal como está establecido y exigen que los avisos de cierre cautelar lleguen por la mañana, antes de salir al mar y no cuando el producto ya está en tierra e incluso vendido. De hecho, en este caso concreto lo extrajeron a prácticamente 12 metros de profundidad, con lo que eso implica en descompresiones y horas debajo de un agua, que no está precisamente a la misma temperatura que la playa.

Los patrones mayores exigen una solución y hay varias iniciativas en marcha

Los mariscadores han puesto en marcha varias medidas destinas a que se mejore el sistema de alertas, porque, según dicen, incluso desde la Consellería do Mar al más alto nivel le han reconocido que no tiene sentido alguno que en estos tiempos haya que tirar al mar marisco ya extraído. De ahí que ayer se quedasen con una muestra para llevar a analizar y en que caso de que dé negativo en toxina -están convencidos y por eso ayer comieron ellos mismos algunos ejemplares para mostrarlo de manera simbólica- piensan recurrir a los tribunales. Ya lo habían anunciado en Fisterra hace unas semanas aunque en aquel caso el análisis privado demostró que el Intecmar llevaba razón con sus medidas preventivas porque la muestra dio positivo.

Los patrones mayores más directamente implicados también piden, cada uno a su estilo, medidas. El muxián, Daniel Castro, aconsejó a los suyos recurrir a un abogado, «denunciar e que un xuíz decida, porque isto non é unha democracia. Eles [la Administración] teñen o cencerro e os outros temos que correr detrás». El de Fisterra, Manuel Martínez, cree que lo fundamental es que las alertas lleguen «pola mañá, antes de saír ao mar», aunque también dice «entender as posturas de todos», porque una intoxicación sería letal para el sector.

«Fan de nós un pandeiro»

El mariscador y vicepatrón mayor de Muxía Félix Vilela se queja amargamente el viernes por la noche nada más conocer que debía tirar el marisco, además sin saber por qué cuando el martes dio niveles de toxina muy por debajo de lo permitido y tampoco les pidieron más muestras. «Isto é un escándalo, fan de nós un pandeiro e no Intecmar pasan olimpicamente do que lles dicimos, eles pechan e punto. Nin sequera nos querían deixar coller unha mostra do que imos tirar para levalo a analizar pola nosa conta», detalla Vileva, quien pone el acento en que no es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que les ocurre algo similar sin que ni a ellos ni a los compañeros de Fisterra se les haya siquiera escuchado en serio.

«O 90 % dese marisco morre»

Suso Lema, uno de los profesionales de la agrupación, que ayer salió a tirar el producto con los Gardacostas, al margen del trabajo perdido, de la «impotencia que sintes» y de que entienda que los están ninguneando, pone el acento en otro aspecto: «O que tiramos son cunchas, 0 90 % dese marisco morre, non se volve a enterrar na area. Unha vez que abre alá vai». De hecho, considera que sería mucho más razonable que se diese la orden de inmovilizarlo en la depuradora, analizarlo y actuar en consecuencia, porque así «estase xogando co pan e coa saúde de 24 familias nuns momentos nos que tampouco non tés moito a onde ir gañar un peso». De ahí que ahora sus esfuerzos y los del resto de compañeros se dirijan a que se cambie el sistema.