«Hay muchas familias que gestionan el dolor por sus propios medios»

Ana Lorenzo Fernández
ana lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

CAMARIÑAS

Su equipo presta apoyo a parientes de víctimas de accidentes como el ocurrido esta semana en Carnota

17 jun 2018 . Actualizado a las 23:09 h.

Es muy duro tener que aceptar que un familiar ha perdido la vida de forma repentina en una catástrofe, sobre todo cuando se trata de un menor o varias víctimas. Para intentar sobrellevar este trance, hace 20 años se creó el Grupo de Intervención Psicolóxica en Catástrofes e Emerxencias (Gipce), dependiente del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, y que coordina Ana Isabel Martínez Arranz (Burgos, 1972). Una de sus últimas intervenciones fue esta misma semana, cuando dos hermanos de Carnota de 20 y 14 años perdían la vida en un accidente de tráfico. Ana es psicóloga del Concello de Camariñas.

-¿En qué consiste su trabajo?

-Nosotros trabajamos a través del 112, son ellos los que nos alertan, ya que existe un protocolo en el que tenemos que actuar cuando una situación reúne determinadas características. En algunos casos realizamos una valoración del suceso para determinar si es necesario ofrecer atención psicológica, y en otros ya actuamos directamente.

-¿En qué situaciones es necesaria su participación?

-Se interviene siempre que hay menores implicados, como fue el caso de Carnota; cuando son dos o varios miembros de la misma familia, algo que también sucedió en este accidente; y cuando hay desapariciones, hundimientos o muchos afectados -aunque no fallecidos- que pueden resultar heridos, como en un accidente de autobús. Y luego también tenemos un protocolo específico para los casos de muerte por violencia de género, ya que hay un grupo de compañeros especializados en estos sucesos. Esos suelen ser los casos en los que ofrecemos ayuda, y luego las familias deciden si la precisan o no. En muchos sucesos, si hay víctimas menores, son los centros escolares los que solicitan nuestra participación.

-¿Deben trasladarse directamente al lugar del suceso?

-Va a depender de lo que se solicite en cada caso. En algunas situaciones los profesionales que están en el lugar de los hechos, generalmente el personal de Protección Civil, Policía Local o 061, nos llaman porque ven a la familia muy afectada. Nos trasladamos a cualquier punto donde estén ellos, pero siempre y cuando nos den autorización para ayudarlos.

-¿Cómo se trabaja ante estas situaciones tan trágicas?

-Estamos preparados para abordar este tipo de situaciones, sabemos la responsabilidad que conlleva intervenir en sucesos con estas características en los que las personas están pasando por momentos muy duros, como el que ocurrió en Carnota. Si la intervención es con la familia, se trabaja desde los primeros momentos para intentar ayudarles a gestionar todo lo que tiene que ver con el proceso de duelo, para que no les cree problemas posteriores. Hay que empezar a gestionar cosas y ponerlas en orden desde el primer momento, para que luego no deriven en otro tipo de complicaciones.

-¿Cada caso es distinto?

-Cada persona de una misma familia puede reaccionar de distinta forma, depende de cada persona, de su situación personal y del momento por el que esté pasando. Tenemos que tener en cuenta todos estos datos para saber si una persona necesita mayor o menor atención. En contra de lo que pueda parecer, hay muchas familias que gestionan el dolor por sus propios medios. Algo que desde fuera es terrible, la gente lo consigue gestionar con sus recursos, se apoya en la familia y en los amigos.

-Cada tragedia es distinta, pero ¿hay puntos en común?

-Cada tragedia es distinta y es parecida. Son distintas porque las personas son distintas y porque nunca hay dos situaciones iguales, pero sí que tienen puntos en común, porque nosotros siempre intervenimos en situaciones trágicas, que son repentinas, que la gente no se espera que pase algo así. Cuando una muerte ocurre de esta manera, siempre es mayor el impacto que tiene. Es distinto morir así que de una enfermedad, y sabiendo que vas a perder a la persona. Esto siempre tiene un impacto mayor y es difícil que puedas darte cuenta de lo que está pasando. Mentalmente puede que sí, pero emocionalmente, que es lo que nosotros intentamos gestionar, es más complicado, porque nadie se espera que suceda algo así, que te cambie la vida en un momento.

«Los casos con niños siempre son los más complicados»

 

 

El Gipce está formado en la actualidad por 35 personas en formación y por otras tantas que intervienen directamente en las catástrofes. Siempre hay un responsable de guardia que se encarga de organizar un dispositivo especial cuando el 112 requiere su presencia en una catástrofe.

-Además de accidentes de tráfico con fallecidos, este grupo también ha estado en Angrois y recientemente en Tui. ¿Qué tipo de tragedias son las más difícil de gestionar?

-Cuanto más impacto tenga y más afectados haya es más difícil de gestionar, porque hay más personas a las que hay que informar, atender y ayudar. La situación es totalmente distinta si es una persona que si son diez o veinte afectados, porque por cada uno de ellos cuentas con cuatro o cinco familiares a los que hay que atender.

-¿Hasta dónde llega su trabajo?

-Nuestra intervención no depende del tiempo en el que la persona tarde en superar el trance. Somos un servicio de emergencia y somos como el 061, que te atiende en una urgencia, pero no te hace el seguimiento posterior. Abordamos y atendemos a las personas hasta el sepelio, aunque en los casos de desaparición es un poco distinto. Luego, la atención tiene que continuar por los servicios normalizados.

-¿Cómo se preparan los miembros del Gipce para que estas situaciones trágicas no les afecten?

-Nosotros no somos como los demás servicios de emergencia, y no estamos trabajando en el Gipce todos los días, ni es nuestro ocupación principal. Todos tenemos otros empleos y solo intervenimos en determinadas situaciones, algo que nos ayuda a protegernos. Es cierto que no son casos fáciles y tenemos que prepararnos mucho y muy bien a nivel emocional sin que eso interfiera en nuestro trabajo. Es verdad que es complicado dar portazo cuando has estado implicado en situaciones que te requieren mucho esfuerzo a nivel emocional. No todos los casos te tocan de la misma manera, pero los casos con niños siempre son los más complicados.